706 - III
La tempestad ha roto arrolladora
en descarga de lluvias y crujidos;
jadeante el deseo en los sentidos
es pantera que lúbrica devora.
La noche carnal muere, y en la aurora
del sosiego se duermen los sonidos,
y la mente retraza recorridos
que habrá de repetir en otra hora.
Vencidas las palabras, suavemente
yacen sobre el teléfono. Se siente
una entrañable paz a ambas orillas.
Dos mujeres se amaron a distancia;
y tal vez queda más en cada estancia
que un ligero temblor en las rodillas.
Los Angeles, 10 de enero de 2003