776 - La nueva fe
Ven hacia mí, mujer, que tengo frío;
serás la inquieta llama que caldea
la nueva fe que no se tambalea,
firme como los álamos del río.
La fe de ayer se desplomó en desvío;
descárgame ese impulso que se arquea
con vastedad y fuerza de marea,
sumergiéndote entera en mi vacío.
La ilusión que forjé me fue arrancada,
pasé de serlo todo a no ser nada,
fue el huracán que me dejó deshecho.
Sé mar azul que nunca se retira,
aire que arrulla, mece y se respira,
piel que jamás explorará otro lecho.
Los Angeles, 1 de mayo de 2003