81 - Herida
Tuve que acuchillar un corazón
que me dió más amor que merecía;
me duele desde lejos su agonía,
tan vehemente como su pasión.
Ni alaridos ni recriminación
brotaron con la sangre que fluía,
sólo un silencio amargo que absorbía
las lágrimas de su lamentación.
Cuántas noches sus brazos me buscaron
con desesperación de enamorada,
y sin mí al madrugar se despertaron.
Y ahora ha de estar aún más abandonada,
desde que mis palabras desgarraron
su corazón con fría puñalada.
Los Angeles, 14 de marzo de 1998