82 - Rendición
Como en la guerra, así es en el amor:
Más ciudades, sin duda, han sucumbido
por la débil defensa del vencido
que por la furia del atacador.
Al enfrentarme a tí, no es el vigor
de mi agresión que te haya sometido,
mas tu entrega, al haberme recibido
con alma descubierta y sin temor.
No tuve que arrasar los torreones,
secar el foso ni escalar muralla,
para llegar a tí y en tí quedarme.
Supiste adivinar mis intenciones,
y te negaste a presentar batalla,
entré en tí misma, y decidiste amarme.
Los Angeles, 16 de marzo de 1998