838 - De espaldas
De espaldas al dolor que llamo mío
aunque viene de ti y por ti subsiste;
de espaldas a la llama que encendiste
en el hogar del alma, hoy tan sombrío.
De espaldas a los besos que te envío,
y quizá a los que un día recibiste;
de espaldas a este amor, que se resiste
a la extinción, en desamparo y frío.
Ayer fue el aire entre ambos transparente,
tiempo en que nos mirábamos de frente,
de cálida palabra, gesto afable;
Hoy te sigo mirando, y sólo veo
tu espalda entre la niebla, mausoleo
de sueños en un sueño imperturbable.
Los Angeles, 21 de julio de 2003