841 - Carencia
¡Cuánto dolor he caminado, cuánto!
Por las campiñas mustias, los oteros,
las ciudades de espíritus severos,
las tierras que han desatendido el canto.
Abatido cien veces, me levanto
otras cien; se vacían mis graneros,
y los vuelvo a llenar; si a mis senderos
interrumpen murallas, me agiganto.
Logro imponerme, dominar las cosas,
pero evadiéndose de mí las rosas,
miro mis manos llenas y vacías.
Ay, que esa plenitud no satisface,
y esa carencia el alma me deshace,
inútiles, sin ti, noches y días.
Los Angeles, 24 de julio de 2003