846 - Nuestro es el delito
Espléndido el amor, y desastroso,
blanco y negro, quietud y movimiento,
efervescencia y anonadamiento,
indócil, a la vez que tembloroso.
Aceptamos los frutos de su acoso
en presunción, desde el primer momento,
de que su agraz será un girón de viento,
y progresa en azote ventiscoso.
Quizá el amor es ciego al agredirnos,
pero nosotros vemos, y al hundirnos
en sus marismas, nuestro es el delito.
Y un día, ante el fracaso de esta empresa,
pensaremos que es súbita sorpresa
lo que en cada pared estaba escrito.
Los Angeles, 7 de agosto de 2003