87 - Su idea
Al percibir la interrupción del sueño
y extendiendo los brazos, sin hallarme,
ha de ver mi sonrisa, sin mirarme,
y habrá en su rostro un ademán risueño.
Esa mujer es mía, soy su dueño,
porque el alma me abrió al enamorarme;
en ella entré, y en ella he de quedarme,
resido en su quehacer, grande o pequeño.
Soy su primera idea en la mañana,
vibro en su mente al avanzar el día,
duermo a su lado en cada anochecer.
Es amiga, es amante, y es hermana;
es mi canción, y soy su melodía:
Cantemos y toquémonos, mujer.
Los Angeles, 13 de abril de 1998