883 - Hoy es el día
Desesperadamente me has besado,
te besaré desesperadamente,
y luego en placidez casi inocente,
beso apenas tangible, prolongado.
Beso desde hace tiempo destinado
a piel que se ahuyentó y no se arrepiente,
beso que hubiera sido suficiente
a cualquier corazón enamorado.
Besos que no se dan no se evaporan;
esperan sonriendo, tal vez lloran,
pero surgen un día, y se derraman.
Hoy es el día en que por ti florecen,
regenerados, puros, y se ofrecen
a tus labios en sed que los reclaman.
Los Angeles, 2 de septiembre de 2003