911 - Hay otro amor
Llegó su voz, opaca, cautelosa,
con temor opresivo de censura,
mas no quebró el cristal de la envoltura
que me rodea el alma silenciosa.
Gala fugaz sus pétalos de rosa,
lúcida placidez mi desventura,
y el rastro de despecho que aún perdura
ni es sal sobre la herida, ni me acosa.
No sé si merecí cuanto he perdido,
si merecí quedar tan malherido,
si merecí vivir tan defraudado.
Hay otro amor llamándome a la puerta,
cuya lengua veraz y mano experta
dejarán mi recuerdo despoblado.
Burgos, 5 de octubre de 2003