958 - Bosque (III)
Sólo el rumor de ramas agitadas
ligeramente por el aire suave,
del aleteo súbito de un ave,
de la lluvia en las hojas agostadas.
Lo demás es silencio. Aletargadas
en los troncos las tablas de la nave,
las traviesas del tren, la viga clave,
la toza reventando en llamaradas.
A golpes de hacha, con vaivén de sierra,
saldrá del sueño, yacerá en la tierra,
y adoptará mil vidas sin latidos.
Se habrá perdido una belleza verde
que sólo la raíz tal vez recuerde
en eclosión de tallos renacidos.
Los Angeles, 5 de diciembre de 2003