972 - Amarga y sola
No has percibido el roce de la mano
que desmorona el alma a sacudidas,
deja sus energías abatidas,
y la desnuda de sabor pagano.
Ignoras la endeblez del ser humano,
tan frágil en ausencias y partidas,
porque albergando en ti múltiples vidas
degradas lo magnánimo a liviano.
Las manos que te rozan son rodillos
sobre tus superficies, o nudillos
llamando a alcobas íntimas vacías.
El tacto que penetra y transfigura
ni soledad implica ni amargura,
y amarga y sola vivirás tus días.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2003