Brevería 1042
En busca voy de una palabra nueva,
ignorante de nombre o de sentido,
lo aprenderé de su eco en el oído,
tan pronto la pronuncie o me conmueva.
Será “levántate”, he aquí mi mano;
o “sígueme”, que tuyo es mi camino;
o tal vez “quédate”, sé mi destino;
y al escucharla me sabrás hermano.
septiembre de 2002