Brevería 1075
Llevo mi alforja llena de besos destruídos,
de remotos recuerdos, hoy tan mustios y extraños,
y un corazón creyente rompiendo en alaridos,
porque la fe adquirida se ha roto en desengaños.
Sobrecarga curvando la espalda, esa es mi hacienda,
tan inclinado a veces que sólo mis pies veo;
pero sigo avanzando, porque aún tengo una ofrenda
que alguien tal vez acepte, y hacia ese fin me empleo.
julio de 2003