Brevería 1111
Esperando el galope de las horas,
que nunca llega, y lentas se suceden;
a golpes voy de ocasos y de auroras,
sin poder evitar que en mí se enreden
su sombra y luz, calladas o sonoras,
y en lugar de avanzar, en mí se queden.
El tiempo se durmió, noches y días
son clepsidras inmóviles, vacías.
julio de 2003