Brevería 1112
Con el dolor de la ventana abierta
que deja entrar la luz no anticipada,
como quien cierra a pasador la puerta,
pero le roba el alma la alborada;
sobre el lecho revuelto, se despierta
la prisa de partir, enmascarada
de inevitable carga de deberes;
ay, soledad de mis amaneceres.
julio de 2003