Brevería 117
De mi ribera a tu ribera, un puente
cruza a zancadas sobre el agua clara;
fluye y llora en sus ojos la corriente,
como lloran los ojos de tu cara;
avanza el corazón, duda la mente,
y a la vez que nos une, nos separa.
Mas yo lo habré de atravesar un día,
y tu ribera habrá de ser la mía.
enero de 1998