Brevería 1249
Al meditar, soy arabesco de humo,
mis ideas se yerguen y evaporan,
y en mis propios conceptos me consumo.
Al observar, proyecto el sentimiento
sobre cada objetivo contemplado,
y más que lo que veo, es lo que invento.
Al liberar mis propias emociones,
niego la realidad, o la revisto
de inexactas, o absurdas, ilusiones.
noviembre de 2004