Brevería 146
En cada anochecer quiero soñarte,
llama oscilante en débil parpadeo,
que en época lejana fuiste parte
de suave afecto y de febril deseo.
Nunca habrá mi memoria de apagarte,
porque me veo a mí cuanto te veo,
y son tus resplandores en mi mente
signo indudable de que el alma siente.
febrero de 1998