Brevería 158
El ruido amortiguado de tu planta
encuentra un eco en mi interior vacío,
mas tú no oyes el grito que levanta
mi corazón abandonado y frío.
¿Es que tu alma no escucha cuando canta,
o es porque el grito de dolor es mío?
No sé por qué, pero al pasar de largo
sólo me dejas un sabor amargo.
marzo de 1998