Brevería 1621
Se me ha caído el alma, yace inmóvil en tierra
como un trozo de vida que ya seguir no quiere;
me inclino a levantarla, pero no se me aferra
a la mano tendida. ¿Será que se me muere?
¿O estará insinuando que prosiga el camino
sin la esencial urgencia de su acompañamiento?
¿O esperará otro cuerpo que le ofrezca un destino
más inmune al escollo del envejecimiento?
marzo de 2007