Brevería 1633
No sé por qué ni para qué se nace,
como el viento no sabe por qué sopla
ni si su aliento irrita o satisface.
Como el cuerpo, el espíritu se acopla
a cualquier diligencia o desenlace.
Sólo somos conscientes de que estamos,
de que somos un punto en movimiento,
y paso a paso absortos caminamos,
sin importar destino o nacimiento,
solamente que vamos, vamos, vamos.
marzo de 2007