Brevería 1719
Los labios ya han desestimado nombres
que un día fueron algo, y hoy son nada;
así van las fortunas de los hombres,
entre apatía, olvido y puñalada.
Pero en mis labios permanece el tuyo
con el frescor de lo recién nacido:
ni silenciarlo sé, ni lo diluyo,
te llamo a gritos, pero sin sonido.
septiembre de 2007