Brevería 1749
No me apagues la luz, la luz es vida.
Me moriré en la oscuridad, si ciego.
Si la tiniebla al tacto me convida,
y a la fragancia que en la rosa anida,
qué indignidad cuanto a los ojos niego.
Deja la lámpara encendida, quiero
absorber las figuras, los colores,
el gesto mundanal, el porte austero,
ver tus ojos, y el vívido sendero
que recorren tus ansias y temblores.
noviembre de 2007