Brevería 1872
Me han llamado otras voces en tu ausencia,
y he empezado a escucharlas, pues la tuya
se viste de silencio y somnolencia;
esas voces me piden que la excluya.
Tanto yo te llamé día tras día,
profeta predicando en el desierto,
que el alma, al fin, se me quedó vacía,
y dentro de ella tu rumor se ha muerto.
junio de 2008