Brevería 1902
En la rodilla la cabeza, hundida
tan dentro de ti misma que no aciertas
con tu fe ni tu audacia, confundida
entre las cosas idas y las muertas.
Siempre hay oscuridad donde hubo herida,
pero hay también vestíbulos y puertas.
A un paso estás, levanta la persiana,
abre la puerta, que entre la mañana.
agosto de 2008