Brevería 1930
He volado, caído y remontado,
y he llegado al final de cada día
con alas rotas, corazón quebrado,
y el alma llena de melancolía.
Prefiero, más que solo, desolado,
y más agónico que en apatía.
Sentir, sentir, aunque la sangre brote;
no se me duerma el alma, aunque me explote.
septiembre de 2008