Brevería 1929
A ti he venido sin saber quién eres,
la urdimbre de tu mente, el yacimiento
de caricias que anidan en tus manos.
De tantos pálidos amaneceres,
tantas estrellas en el firmamento,
tan variada armonía en el piano,
suelo escoger lo que me desnivela
y ni lógica exige ni cautela.
septiembre de 2008