Brevería 2224
Percibo en tus palabras la fragancia
de lejanos rosales,
adentrándose en mí por cada poro,
y la clásica, pura, resonancia
de violines en tardes otoñales,
o de flautas al pie del sicomoro.
Sigue hablándome así, que escucharía
en éxtasis de piel tu melodía.
febrero de 2010