Brevería 2235
Ah, si aquella mujer de ayer volviera,
con sus pasos de seda y sus vaivenes,
la técnica y fervor del que adultera
con el fragor de innumerables trenes,
la mansedumbre y a la vez locura
de cada tímida y audaz fricción,
y esa fuerza vital que se apresura
alternando entre sexo y corazón;
si ella volviera… permanecería
con ésta amante que hoy se dice mía.
marzo de 2010