Brevería 2250
Me dejaste desnudo,
sin nombre o luz, rumores o fragancia.
Quedé, en un mundo de palabras, mudo,
quedé mendigo en mundo de abundancia.
Lo más triste es que nada te llevaste,
aunque todo te había sido dado.
Y yo llevo en el alma, qué contraste,
cuanto no se me dio, crucificado.
abril de 2010