Brevería 2255
Apareció de nuevo.
Ni mi primera fue, ni la más bella,
ni quien más hondamente me incitara.
Pero llegó como el primer renuevo
del almendro podado, como estrella
que a la noche estival se adelantara.
Y sonrió, como hace tantos años
bajo la luna clara y en temblores.
Y me habló de congojas y de amores,
y le hablé de arrebato y desengaños.
abril de 2010