Brevería 2262
Me acorralaban sus preguntas, era
martillo intermitente que fulmina
y a golpes de recelo se reitera;
obcecamiento que se arremolina;
era como una larga carretera
que uno transita, pero no termina.
Nunca entendí por qué, si respondía,
no alcanzaba a entender, o no quería.
mayo de 2010