Brevería 2753
Escucharás mi voz en tu destierro,
pues me he internado al fondo de tu oído,
musitando palabras que aprendiste,
que eran mías también, nunca de hierro,
sino de seda y miel. Y habrá un gemido
en alas de la brisa, blando y triste.
Espero que en tu nueva lejanía
recuerdes las entregas que me hiciste,
y el fervor que mantengo todavía.
agosto de 2012