Brevería 2769
El masoquista que en nosotros vive
se encadena a su propio sufrimiento,
sin querer detenerse en el declive
por el que rueda en pánico y lamento.
Es el fin, se repite, no hay salida;
y experimenta cierta complacencia
dentro de su miseria dolorida,
incapaz de iniciar la resistencia.
No entiende que placeres y pesares
son brisas, nada más, en los pinares.
septiembre de 2012