Brevería 2859
Aquí, a lo largo de mi piel, reclina
toda tu longitud, sin atavío.
En ti mi posesión se arremolina,
y por todas tus sendas me extravío.
En esta hora serena, vespertina,
con la noche al llegar, el vocerío
de la gente, al pasar, se va apagando,
mientras tú te me enciendes, suplicando.
enero de 2013