Brevería 2860
Sé que me oía, pero no escuchaba;
érale mi palabra indiferente.
Yo le seguía hablando; y él callaba,
como quien sabe todo. De repente,
se volvió y me miró. Sus ojos eran
grandes, inexpresivos,
y sin saber por qué me desesperan
sus arcanas razones, sus motivos.
Los gatos, se los ama, nos sorprenden,
pero apenas sus dueños los entienden.
enero de 2013