Brevería 948
Dame, mujer, la mano, caminando conmigo
por la senda del tiempo, que es nuestra única senda;
nada es eterno, nada; sólo hay en nuestra agenda
fechas de días, meses, tal vez años; abrigo
tanta esperanza, tanta, tan pujante deseo
de abrir amplias mis puertas, dinamitar mis diques,
implicarme en tu vida, que en la mía te impliques,
que ya sólo en tu instante y en tu espacio me veo.
septiembre de 2002