Breverías
577
Todo entero soy un beso inesperado,
todo entero soy un beso inextinguible,
toda entera me pareces imposible,
toda entera, y adherida a mi costado.
578
Desde tu adiós se me durmió el sentido,
y permanece en guardia el sentimiento;
sueña mi piel con tu placer prohibido,
bajo aparente calma…Qué alarido
a tu vuelta hallarás…., qué atrevimiento!
579
A través de los pies me habla la tierra;
qué temblor de su voz en mis rodillas!
Segado el trigo, duermen las gavillas,
y en torno a mí la oscuridad se cierra.
580
Yo la miré y la vi, pasó a mi lado,
me miró, pero no me logró ver.
Muerto estoy, y en olvido sepultado
bajo los párpados de esa mujer.
581
Olvida tus amigos, tus hermanos,
como he olvidado yo hermanos y amigos;
besen tus labios, háblenme tus manos,
a solas, en la noche, sin testigos.
582
Hierve tropel de tus admiradores
hacia ti, contra mí, suspiro, aullido;
hable tu piel, que está sordo mi oído
de los pasos de mis perseguidores.
583
Sólo por ti y contigo, en amplitudes
de desierto, donde eres mi palmera;
¿qué más podré querer si te tuviera?;
no tengo material de multitudes.
584
Húmedos tulipanes abren labios sedientos,
y otros húmedos labios se me quieren abrir.
Qué irrigación emana de mis atrevimientos…
Y surgirá fecunda en reiterados intentos,
y los ávidos labios lograrán sonreir.
585
Espero que descienda sobre mí una tormenta
dejándome empapada la carne hasta los huesos;
y que tú seas el agua que incesante revienta,
como mar, como nube, ahogándome de besos.
586
Ya te he reconocido; latente en mí vivías
horas, años o siglos, sin tú ni yo saberlo;
pero estaban escritas arcanas profecías
de que un día como éste llegáramos a verlo;
y es inútil que intentes dejar pasar los días
procurando olvidarlo, o no reconocerlo.
Se nos ha prefijado un destino inevitable,
y nadie en esto tiene que sentirse culpable.
587
Ah, la mirada inmóvil, clavada, del retrato,
que cada noche observa mientras yo me desnudo,
a plena luz, que en sombras de ti nunca me escudo;
y suavidad te brindo, y te ofrezco arrebato,
soñando que mis miembros en tus miembros anudo.
588
En la escuela de Safo descubriste el amor,
amor de superficies, nunca superficial;
no de cámara interna, más bien amor de umbral;
oh, el amor de una rosa por otra rosa en flor.
589
Una vez más viniste, una vez más te has ido,
y volverás de nuevo, y de nuevo te irás;
mas tu nombre ya ha sido de mi libro excluido,
y me es indiferente si vienes o si vas.
590
¿Dónde duerme la sombra del olmo junto al río?
¿En el fondo arenoso? ¿Sobre el agua rizada?
¿Y dónde aquel recuerdo que pobló tu vacío?
¿Lo llevó la corriente del tiempo hacia la nada,
o adquiere nueva vida con cada escalofrío
cada vez que me piensas reclinado en tu almohada?
591
Debo arrojar mis labios, que no pueden besarte,
y estos ojos tan ciegos de no poder ya verte;
debo arrojar mis manos, que no logran tocarte;
debo arrancarme el sexo para que no despierte,
porque si despertara sin conseguir hallarte
volvería a dormirse en el sueño de la muerte.
He de arrojar el alma a los lobos del olvido,
que no piense que existes, ni sepa que te has ido.
592
Del dilatado insomnio surge la mente
desnuda de preceptos y de ideales,
en furioso rastreo de un cuerpo ardiente,
que en tales convulsiones caiga y reviente
que estremezca castillos y catedrales.
593
Cuando yo me haya ido, y tú te hayas quedado,
habrá un dolor despierto, y habrá un gozo dormido;
y no sabré si el gozo podrá ser despertado,
ni si el dolor un día caerá desfallecido.
594
Soy uno de esos hombres abiertos, sin fronteras,
sin abruptas montañas obstruyendo el paisaje,
hombre de la llanura, por cuyas carreteras
ni hay urgencia en la marcha, ni se exige peaje;
soy del desierto, oasis con sombra de palmeras,
donde no es la llegada objetivo del viaje.
Estoy siempre de paso, sin intención, sin prisas,
que en la ruta florecen las mejores sonrisas.
595
En la ciudad me acechan mil ventanas,
ojos de un organismo de cemento
perseguidor de cada movimiento;
y aunque los párpados de las persianas
en algunas parezcan entornarse,
en la nuca las siento aglomerarse.
596
Tantos días en tierra, bloques mudos y ciegos,
esperando al artista que extraiga a los amantes;
y al modelar la forma, exigencias y ruegos
turbarán el silencio que reinó en ellos antes.
Escultor que te acercas con cincel y martillo,
deja dormir la idea, no despiertes la forma,
hazlos brocal de pozo o almenas de castillo,
que es la vida veneno que todo lo deforma.
597
Dame una noche sobre el mar rizado,
titilando en la sombra los reflejos
de polícromas luces a lo lejos,
sólo el rumor del agua y tú a mi lado.
La barca dormirá, sueltos los remos,
en el vaivén sereno de las olas,
y en total desnudez ambos, a solas,
aún logrando soñar, no dormiremos.
598
Bajo mi piel una pantera en celo
de callado rugido está encerrada...
Una invasión de bárbaros anhelo
invadiendo mi tierra inexplorada;
en asalto frontal, espalda al suelo,
mi calidad de virgen profanada;
¿quién vendrá a la conquista y al saqueo?
que no sé amordazar este deseo.
599
Dejé seca y estéril la memoria
tras haber extirpado sus raíces;
y esa voz con que inculpas y maldices
será un rumor perdido sin historia.
600
Mis palabras te miran y las ves,
y aún careciendo de inflexión, las oyes;
son tan parte de mí, que donde estés
el soporte serán en que te apoyes.
Sonetos
365 - Budista
“Nada existe para sí mismo,
sino en relación a los demás”.
El bien y el mal, la muerte y la existencia,
yo y el otro, el sujeto y el objeto,
dejan al hombre arrinconado, inquieto,
esclavo de la fe y de la conciencia.
No te aferres, hermano, a una creencia;
no hay sistema inequívoco y completo
que sirva al individuo de amuleto;
más que una idea, vive una experiencia.
La íntima realidad del universo
en que te ves profundamente inmerso
no reconoce clasificación.
Niega la voz del individualismo,
que sólo en los demás eres tú mismo,
inmóvil, mística transformación.
Los Angeles, 12 de junio de 2000
366 - Ultima frontera
Logré conquistas en tu geografía
que no pude sin ti haber alcanzado,
pues para conseguir lo conquistado
tu voluntad se unió a mi fantasía.
Rendiste zona a zona, día a día;
tu frente, nunca bien fortificado;
en el recinto de la vida he entrado,
y la región de tu palabra es mía.
Llegué de esta manera a poseerte
por no haber intentado defenderte;
nunca un vencido más feliz que tú.
Y hoy, de nuevo indefensa, y a la espera,
he de adentrarme en tu última frontera,
desvaneciendo el último tabú.
Los Angeles, 19 de junio de 2000
367 - ‘Logan’
“No tenemos gatos: Los gatos nos poseen”
Solemnidad de gato indiferente,
servido en todo y servidor de nada,
con altivez de dama enamorada
que en lugar de dar besos, los consiente.
Periscopio de cola, en permanente
navegación de alfombra desgarrada;
ya el día en somnolencia prolongada,
o a salidas y entradas insistente.
Esclavo soy de majestad felina,
cuya mirada hipnótica domina,
cuyo maullido implorador seduce.
Bajo suave fricción la espalda arquea,
y en agradecimiento ronronea…
o tal vez por el gozo que produce.
Los Angeles, 20 de junio de 2000
368 - ‘Frisky’
Sobrenada tus ojos fatigados
una tristeza elemental, extensa,
sin amargura, como aquel que piensa
que la vida tiene años limitados.
Hoy son quizá más bellos, matizados
por luz de otoño en verde y oro densa;
y tu aire es de cautela y de defensa,
al ver más altos muros y tejados.
Hoy como ayer, cuando a mis pies te encuentre,
deslizaré mis dedos en tu vientre,
solazándote en plácido abandono.
Y hoy como ayer en rapidez de juego
me arañarás, y habrá un mordisco luego,
y todo, hoy como ayer, te lo perdono.
Los Angeles, 21 de junio de 2000
369 - Lady
A quien algo me da, entera me ofrezco;
aunque nunca me den, siempre me doy;
y tan segura de mí misma estoy
que espero todo y todo lo merezco.
De aquí arrancan mis celos: Aborrezco
la caricia otorgada, si no soy
receptora exclusiva; adonde voy,
haré ver que soy yo quien pertenezco.
Insisto en lo que quiero. Así lo digo
en alta voz, hasta que lo consigo,
y si ésta falla, con zalamerías.
Pero nunca he tenido que esforzarme;
que el tener junto a mí a quien sabe amarme,
colma de gozo y paz todos mis días.
Los Angeles, 21 de junio de 2000
370 - Si te vas
Si me doy, y no sabes que recibes,
si en parquedad me ves, aunque me excedo,
si te vas, ignorando cómo quedo,
y al mirar hacia atrás no me percibes;
es tal vez que tu amor con agua escribes,
o tal vez en el aire con el dedo,
sin consistencia, y como tal no puedo
dar credibilidad a lo que exhibes.
Hay un desequilibrio en la balanza
que opone la firmeza a la mudanza,
tu platillo elevándose liviano.
Y si intentaras regresar un día,
verás tal vez que hay otra compañía
que en igualdad me lleva de la mano.
Los Angeles, 14 de julio de 2000
371 - Culpa del otro
El pie, que tanto al caminar tropieza,
no es de sus desaciertos responsable;
el ojo que le guía es el culpable,
absorto en sus quimeras de belleza.
Si el labio expresa insólita aspereza,
sal en la herida o incisión de sable,
serán sólo sonidos lo que hable,
que las ideas son de la cabeza.
Si el sexo falla en su épico proyecto,
la voluntad lo diseñó perfecto,
cuando no hay en nosotros perfección.
Hechos estamos de limitaciones,
de una razón con múltiples razones
que nos conduce a la contradicción.
Los Angeles, 15 de julio de 2000
372 - Deshabitado
Estoy deshabitado, sin rumores
filtrándose por puerta ni ventana;
me ignora el despertar de la mañana,
con su estrépito alegre y sus colores.
Hermético recinto, en que las flores
mueren de amarga soledad temprana,
en la sombra, el silencio y la desgana
que constituyen mis alrededores.
Sé que un mundo adyacente y verbenero,
más ficticio quizá que verdadero,
vibra, pulula, ofrece en la fachada.
Estuve en él, y le encontré vacío,
y ahora, en este rincón que llamo mío,
deahabitado vivo, con mi nada.
Los Angeles, 17 de julio de 2000
373 - La forma
Las ideas son almas al acecho
de palabras que logren encarnarlas;
éstas pueden llegar a emparedarlas
en un cuerpo mezquino y contrahecho.
Compartirán sin duda el mismo lecho,
mas sin capacidad de cautivarlas,
que no sabrán los labios entonarlas
sin raíz en la mente y en el pecho.
Vagabundos con nombre de poeta,
bailan al eco de la pandereta,
ignorantes de ritmo y simetría;
sus líneas desiguales no capturan
ni idea ni vocablo, y desfiguran
la forma y su más pura melodía.
Los Angeles, 17 de julio de 2000
374 - Creación
Tengo que edificarte pieza a pieza,
porque aún no existes para mí, mujer;
sólo un proyecto indefinido ayer,
y hoy ya una idea fija en mi cabeza.
No he de darte dogmática certeza
de si podré a tu amor corresponder,
sólo una duda te podré ofrecer
ungida de nostálgica tristeza.
Ya mis manos se entierran en la arcilla,
y serás mucho más que una costilla,
pues llevarás en ti mi corazón.
Qué placer moldear tus curvaturas;
apenas viva ya, y cómo procuras
sobre mí tu poder de seducción.
Los Angeles, 19 de julio de 2000
375 - Burlesco
Se me ha olvidado ya hacer el amor;
lo supe un día, aunque sin ser experto.
Mi sexo, ahora dormido, o medio muerto,
busca un milagro…, o un despertador.
Vagamente recuerdo tu sudor,
tu ajetreo, tu cuerpo descubierto…
quizá antes te soñé, y ahora, despierto,
no sé decir si fui un buen soñador.
Dispuesto estoy a un nuevo aprendizaje;
¿me querrás peregrino en un paisaje,
que tantos visitaron como yo?
Cabalgaré tu jaca al horizonte,
y a medida que monte y que desmonte,
recordaré lo que se me olvidó.
Los Angeles, 19 de julio de 2000
Poemas
Solo
Nací al amor un día de clara primavera,
cuando rosas y frutos se esfuerzan por nacer;
cuando el grano de trigo muere en la sementera,
y más tarde en la espiga vuelve a reaparecer.
Y me abrazó la vida como una enredadera,
y ni pensé en mañana ni recordé el ayer.
Y una plácida noche se fue mi compañera
llevándose la luna, y no hubo amanecer.
Hay soledades largas por donde van perdidos
espíritus exhaustos, de intimidad sedientos;
para quienes las voces son fútiles sonidos,
y la lluvia transmite lágrimas y lamentos.
Y hay otras soledades de abandonos y olvidos
que de quietud se nutren, sólo al silencio atentos…
Tan solo estoy que el eco devuelve mis latidos,
tan solo que se escuchan mis propios pensamientos.
Los Angeles, 13 de junio de 2000
Casadita
“Yo me era mora, moraima,
morilla de un bel catar:
cristiano vino a mi puerta,
cuitada, por me engañar.” (Romancero)
Casadita soy, casada,
en dorado cautiverio,
que en los brazos del esposo
sueña con amor ajeno.
Ay cómo duele en el alma
cada abrazo y cada beso
cuando el cuerpo se doblega
yendo libre el pensamiento.
Ay cómo a la lejanía
cada anochecer regreso,
sólo en fragancia vestida,
flotando al aire el cabello,
en ofrenda de caderas,
y de muslos, y de senos.
Amante, tan inmediato
que te absorbieron mis huesos,
y tan distante que nunca
logran tocarte mis dedos.
Amante, que tantos años
te esperé, como te espero,
sólo enteramente mío
cuando dormida te sueño.
No sé si hubo en ti honradez,
o si hubo en ti fingimiento,
pero sin llegar llegaste,
y sin tenerte te tengo.
Y el día, clara sonrisa,
la noche, oscuro silencio,
destellos de primavera,
melancolías de invierno,
todo fluye en mudo llanto,
canta en amargo lamento,
viendo un cuerpo equivocado
al otro lado del lecho.
¿Quién yace a tu lado, dime,
deshojándose en requiebros,
revistiendo los suspiros
en la humedad de tu aliento?
Ay, cómo se va la vida
tan veloz, mientras el tiempo
cabalga semidormido
sobre tortuga de viento,
remolcando tu llegada.
¿Y vendrás? Mira que espero
sin preguntas, sin promesas,
sin exigencias, sin ruegos.
Ven, mi carabela de oro,
a fondear en mi puerto;
aunque debas levar anclas,
y hacerte a la mar de nuevo.
Los Angeles, 15 de junio de 2000
Mi ángel
Hay ángeles radiantes, y hay ángeles oscuros,
hay ángeles de fuego, y hay ángeles de frío,
unos alzan barreras, otros derriban muros;
¿cómo será, entre tantos, el que se dice mío?
Anoche en el silencio percibí un aleteo;
pudo ser uno de ellos, o tal vez fue la brisa
meciéndose en las ramas con leve balanceo;
y sorprendí en mis labios la flor de una sonrisa.
Luego cesó la calma, y amotinóse el ruido,
se adormeció la luna, voltearon los vientos,
y acuchilló la sombra la daga de un aullido,
sacudiendo mi espíritu en sus propios cimientos.
Y ya no sé si el ángel que al lado me acompaña
es la dulce figura de bondad y candor,
o la siniestra imagen que blande la guadaña
con el feroz instinto del exterminador.
Los Angeles, 15 de junio de 2000
Cambio
Aires de cambio azotan el rostro de la tierra,
y el ayer malgastado no encaja en el presente;
somos en cierto modo producto de una guerra
que le hace a cada uno víctima y combatiente.
Y en cada desacuerdo, como en cada pelea,
no emergen decisivos y claros vencedores;
se luche por la forma o se luche por la idea,
al fin se muere el alma como mueren las flores.
Recogeré el escombro de la ciudad en ruinas,
el fragmento labrado, la pilastra, el metal,
y se alzará de nuevo sobre sus cuatro esquinas
con sus torres gemelas la nueva catedral.
Me apropiaré de ideas y de palabras muertas,
las que ya nadie siembra, de tono improductivo;
desgarraré sus venas, dejándolas abiertas,
y escribiré un poema sangrientamente vivo.
Y arrancaré en las viñas de tímidos amantes
racimos de miradas que nunca sazonaron;
exprimiré sus jugos, y se alzarán vibrantes,
con aplomo y sin dudas, quienes titubearon.
Romperé los grilletes de manos inactivas,
prisioneras del miedo y a la caricia ajenas;
y abrazarán cinturas, y rozarán lascivas
lo que sólo soñaron al hallarse en cadenas.
Rastrillaré en las aguas los fragmentos perdidos
del galeón dorado que abatieran los vientos;
y mástiles y velas serán reconstruídos,
surcando nuevos mares, mansos o turbulentos.
Y cuanto fuera arcaico, cuanto ruinoso fuera,
las soledades hondas, las tristes elegías,
se verá revestido de azul y primavera,
mi realidad de sueños y fantasmagorías.
Los Angeles, 27 de junio de 2000
Safo
"Es medianoche; pasan las horas
y sigo del todo sola en mi lecho..." (Safo).
Olivares de Lesbos, bajo cielo
sin un girón de nube, en tierra parda,
suspendidos al borde de la roca,
bajo la clara luz mediterránea,
como la arboladura de un velero
anclado inmóvil en el agua mansa.
Sobre el azul ilimitado os llega
sonrisa múltiple de espuma blanca.
Olivares de Lesbos, silenciosos,
que a la brisa impregnada de nostalgia
recibís, devolviendo acariciantes
abrazo gris de retorcidas ramas.
Siglos de sombra al pie de cada tronco
en quietud persistente, aletargada,
donde el ave del tiempo halló refugio,
incapaz de volar, rotas las alas.
Dos milenios y medio se han dormido,
y dormidas quedaron sus palabras,
estrofas sáficas desvanecidas,
maniatadas la música y la danza.
Oh, Safo, en soledad de lecho frío,
cada noche esperando la mañana
que congregue las jóvenes doncellas
en torno tuyo en lúbrica algazara.
Escultora de espíritus, al roce
de la mano en la lira, en alianza
del melódico canto, sueñan, tiemblan,
sus voluntades dudan y se ablandan,
los brotes de los senos se endurecen
bajo la túnica entreabierta y flácida,
y otra mágica música despiertan
tus suaves dedos en sus formas blancas.
Idilios transitorios, una a una
inevitablemente arrebatadas
del campo abierto del amor sin normas,
al recinto de esposa entre murallas.
Tus cantos celebraron el trayecto
con alegría enmascarando lágrimas,
y ellas partieron a ofrecer el cuerpo,
sin intentar recuperar el alma.
El eco de los versos, las canciones,
las risas juveniles y las danzas,
parecen resonar como un susurro
en este claro día, entre las ramas.
Olivares de Lesbos, qué cosecha
de caricias ocultas, milenarias,
duerme en la verde fronda, casi inmóvil…
Cuánta mujer quisiera despertarla…
Los Angeles, 4 de julio de 2000
Desnudos
Denso, largo, negro pelo,
negra, densa, amplia mirada,
denso el ruedo de los labios,
de intensa caricia larga;
melena zigzagueante
sobre mi pecho en cascada,
indagadora de aromas
en curvas alborotadas;
retoños endurecidos,
sin espinas y sin ramas,
de rosas adolescentes
que paralelas avanzan;
ojos escudriñadores
precediendo manos blancas
crispando oscuros temblores,
en superficies rizadas;
y jugos desarraigados
de surtidor que descansa
en la humedad de la cuna
donde duermen las palabras…
Albérgame en ti esta noche,
y olvidémonos del alba.
Los Angeles, 18 de julio de 2000