Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
La voz dormida

Índice

Sonetos:
Amante Galerna Fracaso Estación Placidez Voz de ayer Tres miradas
Poemas:
Mutación Tertulia Hoy Perdido Turista Mi reflejo Voz de hoy Sonetillo
seperador

Breverías

642
Si llorar pudieras por quien amas, llora, que más siente el alma cuando fluye el llanto; como las estrellas, que más brillan cuanto más negra es la noche, más desoladora.

643
Las palabras de amor se han repetido tan sin cesar que expiran o dormitan; quizá al repercutir en el oído generan sólo un familiar sonido, y exigimos que aún más se nos repitan.

644
Hazme vivir en el silencio oculto de tu insinceridad y tus deslices; si no hay conocimiento, no hay insulto: Sólo los ignorantes son felices.

645
Hay más de ti por donde solo vengo que en la vereda en que contigo anduve;  cómo te quiero cuando no te tengo, y qué poco te amé mientras te tuve.

646
Tantas cosas nos dicen y aprendemos en la edad inexperta e inmadura, años de efervescencia y aventura… y tanto más después las entendemos cuanto más cerca está la sepultura.

647
Mucho he soñado y sueño todavía, galante admirador de la belleza que parece esquivar mi compañía, o a punto de alcanzarla, el pie tropieza. Pero sigo soñando cada día, porque el soñar es mi única riqueza. No es pobre quien padece decepciones, sino quien vive ausente de ilusiones.

648
Sigue, amigo, tu destino, poco a poco hacia la meta; que tu plan no se completa sólo al fin de tu camino. Lleva un ritmo paulatino, negligente del fracaso, que una meta es cada paso; exprime cada momento como absorbiera el sediento la última gota del vaso.

649
¿No ves que el viento cambia direcciones, y no siempre es violento o peligroso? No permitas que las preocupaciones turben tu paz, alteren tu reposo.

650
Traumático es el peso del dolor, más hiriente sufrido en aislamiento; entre dos se divide el sufrimiento, como entre dos se doblará el amor.

651
Naufragio infausto me arrojó a tu puerto; venturoso naufragio, te bendigo; antes de naufragar, yo estaba muerto, y ahora estoy vivo por estar contigo.

652
Si en progresiva desnudez te expresas, trémula, en lentitud desesperante, mi piel será en la tuya visitante, rozando tus más íntimas sorpresas.

653
Qué angustiosa la espera, qué amargura en la anticipación de tu partida; aquella incertidumbre fue más dura que lo fue en realidad la despedida.

654
La vida es mucho más que un solo instante, la sementera es más de un solo grano, la senda es para más de un visitante, no se hace el año sólo del verano, ni el mismo tono, idéntico y vibrante, se repite invariable en el piano. ¿Por qué, con nuestra inclinación tan loca, siempre hemos de besar la misma boca?

655
Todo viejo soldado es trovador invariable del tema de la guerra; yo canto con idéntico fervor; pero mi espléndida obsesión se aferra a las viejas razones del amor.

656
No extingas el fanal que parpadea si otras lámparas no hay en tu recinto. Cuando tu amor parezca estar extinto, consíguete otro amor que te posea, que es el vacío oscuro laberinto.

657
Ni en tus olas, oh mar, mi alma se pierde, ni mi luz, noche oscura, en ti se apaga; en ti, mujer, en tu mirada verde la luz de mi alma sin cesar naufraga.

658
Cuando llegues a mí, serás el vino que lento, sorbo a sorbo, saboreo; la lectura serás en que adivino tu sentido, cuando te deletreo; el bordón has de ser del peregrino, en que me apoyo cuando titubeo; mi energía serás, mi fortaleza; en mi vacilación, tú mi certeza.

659
Ojos de verde mar, ojos en calma, de insistente mirada, paz externa; sólo quien sabe penetrar el alma verá otro mar con fuerza de galerna.

660
Mirando atrás, todos los besos dados son tan cortos y tan superficiales… Quisiera repetirlos, embriagados de todos mis instintos animales.

661
Columna te sentí de certidumbre, firme y entera, sin vacilación; y no te quise como merecías. Hoy siento el parpadeo de tu lumbre, y a punto de perderte, mi pasión lanza hacia ti todas sus energías.

662
Del beso hay tres minutos al rechazo si una llegada sigue a una partida. Oh, la impaciencia que en tan corto plazo anula el nudo del soñado abrazo en cita que el retraso halló perdida.

663
Por las comarcas del sentir camino, parte integrante de la caravana que en mí empieza, en ti encuentra su destino, y estampa en mí tu condición humana.

664
Fabricante de ilusiones, creador de fantasías, repueblo las galerías de la mente con visiones que no cuajan en acciones. Tengo alma de trovador que, al mirar alrededor, no ve el modelo cantado, porque el sueño que ha soñado sueño ha sido, que no amor.

Sonetos

384 - Amante
No quiero ver tu amor, águila herida falta de dirección, perder altura; ni barrotes, cadena y cerradura dejándome en exceso protegida. Más que supervivencia quiero vida, con más imprecisión, menos cordura; ¿no ves que la costumbre desfigura la ilusión, con su impronta establecida? Un día inesperado satisface más que un mes de indudable desenlace; te prefiero, a inquilino, visitante. Sorpréndame tu acción imprevisible, y me hallarás sin dudas, disponible… No seas mi marido, sé mi amante.
Burgos, 6 de octubre de 2000
seperador
385 - Galerna
Qué envidia tengo de tu amigo el viento, tan acariciador, tan permitido, rozándote los pliegues del vestido con sensual, descarado atrevimiento. Alza su vientre el mar, ofrecimiento de curvas móviles, en estallido contra el acantilado ennegrecido, del blanco alud triturador violento. Estréllense tus ojos de esmeralda en los míos, derrúmbese la falda, reciba tu ensenada mi explosión. Sobre tus huecos lograré verterme, y tras cada repliegue habrás de verme reatacando con determinación.
Cantabria, 12 de octubre de 2000
seperador
386 - Fracaso
La luz brilla en los ojos cuando amamos, la sombra nos circunda si partimos, el viento nos abraza si sufrimos, y nos moja la lluvia si lloramos. Tal vez las lágrimas enmascaramos y con penoso esfuerzo sonreímos, pero ni abandonamos ni extinguimos la soledad terrible en que quedamos. Con qué callada lentitud te alejas, como quien todo lo perdió, sin quejas, y sin haber logrado aún comprender que el sueño de esta noche en retirada duerme quizá en la amarga madrugada, pero despertará, y volverá a ser.
Cantabria, 14 de octubre de 2000
seperador
387 - Estación
Junto al andén desierto el tren dormita, niebla invernal al fondo, gris y fría; un mundo soñoliento en lejanía, y una mirada en soledad marchita. Mientras calla el temor, el dolor grita, y la palabra, en suspensión sombría, se transforma en sutil melancolía que hasta en los ojos húmedos palpita. Una mujer y un hombre se han besado; suena el reloj las diez; se han separado; él parte, y ella es esperanza y duda. El tren lleva hoy ruptura, alejamiento, mañana tal vez traiga un nuevo intento, y halle una firme voluntad desnuda.
Madrid, 14 de octubre de 2000
seperador
388 - Placidez
Te vestiré de esta mirada hambrienta que a tus senos se ciñe sin pudor, arropándote toda en derredor con plenitud de timidez exenta. De tal modo te veo que se ahuyenta de nuestro lado el tiempo, destructor del sueño concebido en esplendor, la medianoche de la Cenicienta. Tal medianoche dormirá hacia afuera; hacia dentro será una noche entera que dormiremos, sin dormir, unidos. Revestida de tacto y de mirada, impediré a la luz de la alborada interrumpir la paz de tus sentidos.
Madrid, 15 de octubre de 2000
seperador
389 - Voz de ayer
Cómo permaneció inmóvil y muda, campana que una vez por mí tañera, qué hondo silencio, insoportable espera, y la deseada voz no se reanuda. Colgado estoy entre la fe y la duda, en estado que anhela y desespera, con la ilusión de que otra vez volviera a estremecerse junto a mí desnuda. Quiero ser el badajo que, oscilante, de nuevo arranque al bronce eco vibrante y entre sus resonancias me aprisione. Quiero de nuevo oir su voz sonora, no mañana, ni luego, sino ahora, y que mi vida toda condicione.
Madrid, 16 de octubre de 2000
seperador
390 - Tres miradas
Tres caricias me dieron sus miradas, las tres distintas y las tres iguales; una de viento en los cañaverales, rumor de besos, suavidad de almohadas. La segunda de frescas alboradas, puestas de sol, nostalgias otoñales; y al fin gotas de lluvia en los cristales rodando melancólicas, calladas. Las tres idénticas y diferentes, tan profundas las tres, tan transparentes, y al mismo tiempo tan devastadoras; entrelazadas de esperanza y miedo, como alcanzando el cielo con el dedo para perderlo al cabo de unas de horas.
Filadelfia, 23 de octubre de 2000

Poemas

Mutación
Angel de luz en cuerpo adormecido, quiero extirpar las alas de tu espalda, arrancarte la túnica, y desnudo, revestirte de besos y palabras. Angel de luz, en carne restaurado por la caricia impúdica que estalla en lúbricos temblores, agitando las recónditas fibras de tu entraña. Libre ya de la insípida pureza que el grito del instinto amordazaba, has recobrado la canción salvaje, ayer desconocida u olvidada, que hoy sacude tus vértebras, vibrando dentro de ti con fiera resonancia. Ya no eres ángel, sólo criatura con la vital necesidad humana que nos lleva los unos a los otros: Ven hacia mí; sonríe, juega y ama.
Madrid, 5 de octubre de 2000
seperador
Tertulia
Siete gritos silenciosos, siete lámparas en vela, siete impulsos decididos, siete mentes, siete ideas, siete tópicos cerrados, y siete rosas abiertas. Como en la tela de araña, la palabra, hilo de seda, en red sonora entreteje los mensajes, y navega de la periferia al centro, del centro a la periferia. Siete vidas diferentes bajo idéntica corteza, o superficie distinta de siete vidas idénticas. Siete almas semidesnudas, con un rumor de cadenas al fondo, que se adivinan sacudidas o deshechas. Diálogo sutil florece sin normas, sin estrategia, que los espíritus libres no se someten a reglas. Alianza luminosa del oído y de la lengua, que si no acepta otros juicios, los escucha y los respeta. Siete sonrisas afables, siete miradas serenas, y siete interrogaciones alrededor de la mesa.
Cantabria, 14 de octubre de 2000
seperador
Hoy
Parda la tierra, verdes los olivos, azul el cielo, el horizonte ancho, sobre caballo y asno, pensativos, cabalgan lentos Don Quijote y Sancho. La idea con la imagen acoplada, la melodía encadenada al ruido, a la ilusión la realidad atada, y el sentimiento al paso del sentido. Doble punto de mira, dos verdades, y así te quiero yo, en doble vertiente, con firme dualidad de voluntades, una cortés, y la otra irreverente. Y te amaré con el idealismo que al corazón y a la razón cautiva, y con el más procaz materialismo de la carne desnuda y agresiva. Debo ofrecerte amor de caballero, con sensibilidad, dulce certeza, y rapto irreflexivo, pasajero, que no va más allá de la corteza. Ambos sincrónicos, ambos abiertos, con autenticidad de fe y ofrenda, ambos de entraña y corazón expertos, que el cuerpo acepte, y que la mente entienda. Déjate amar un día, o una vida, hoy te amaré, y tal vez lo haré mañana, que amor es aún amor cuando se olvida, como es campana aún muda la campana. Déjate amar, no ya con amor puro, mas con tenaz ferocidad sensual, que hoy es cierto, y mañana es inseguro, mañana es una idea, hoy es real.
Madrid, 15 de octubre de 2000
seperador
Perdido
Cansado estoy, cansado de absorber en mis pies esta mañana el polvo de plazuelas y callejas de esta ciudad extraña. Siempre seremos mudos forasteros allí donde la vida rutinaria no repite incansable el sonsonete que martillea sin cesar el alma. Cansado estoy de baldosines rotos, de calles levantadas, de barreras, de tráfico, de gentes que empujan y no miran a la cara. Qué anónimo me siento, qué perdido, caminando al azar esta mañana. Los viejos monumentos, altas torres, murallas de abrazo interrumpido, iglesias en que aún vuelan las campanas, monasterios de estudio y de silencio, ya no me incitan, junto a mí resbalan. Y en un tono menor, la inevitable, seductora llamada de los multicolores anaqueles de librerías, donde el libro estalla en quieto, innumerable ofrecimiento; del kiosko exhibiendo la avalancha de rostros lúbricos multiraciales, y el abanico de la prensa diaria; Cafés alineando hombres desocupados a la barra, pontificando goles y estrategias, sabiduría de las clases bajas. Estas calles son río inagotable de vidas, de intereses, de programas, de pasiones ocultas, frustraciones, de dolores, tristezas y esperanzas, avanzando dinámicas al ritmo de cada paso y de cada mirada. Y aquí, perdido en este maremagnum, voy caminando con la doble carga pendiente de mis hombros de incomunicación y de nostalgia. Solo entre tantas soledades vivas, en mar de gentes, yo, buque fantasma.
Madrid, 16 de octubre de 2000
seperador
Turista
Llevo sobrecargada la retina de imágenes dispares, repertorio de valles y montañas, de mesetas, y ríos, y ciudades; de sólidos castillos, centinelas sobre el campo; de esbeltas catedrales donde la fe ha cedido su salmodia al políglota andar del visitante. Tengo un sinfín de estáticas efigies carentes de lenguaje; demasiados panfletos, fotografías, mapas, cuadros de arte, recuerdos de mi paso por el mundo, que aún hablando, no pueden escucharme. He acumulado en mi álbum claroscuros del caer de la tarde, colores vivos de naciente aurora, pardas encinas, verdes olivares, del sol brillando en las esferas de oro de limoneros y de naranjales. El tiempo se me fue reuniendo objetos, y permití alejarse, sin reconocimiento, cuanto bulle bajo sombreros, boinas, y turbantes. Hoy no son las murallas, ni las estatuas en sus pedestales, ni las columnas rotas, ni los palacios del país distante mi plan ni mi objetivo. Hoy la sola razón de mis viajes es la persona que sonríe y llora, que habla y abraza, y sabe desbordarse. Cuanto tengo de humano busca la humanidad, la misma carne, y lo que en ella se refugia y vibra, la idea, el sentimiento, y el mensaje. Ya soy un viajero de la vida; si hay vida en ti, deténme al acercarme.
Madrid, 20 de octubre de 2000
seperador
Mi reflejo
Estaba sólo dormido, aunque me creyeron muerto, yacente en negra mazmorra de mi negro cautiverio. El sentimiento dormía, y velaba el pensamiento. Me redimieron las fuerzas aliadas del recuerdo, quebrantando las cadenas del abandono y el miedo. No sé si las he perdido o aún en parte las retengo, porque al mirarte a los ojos parezco quedarme ciego. Quiero saber si un sonido del lenguaje de tus sueños lleva mi nombre; si escuchas las voces de mi silencio. Oscuras noches calladas, tan cerca de mí y tan lejos, cuando la luna desgrana nocturnos de terciopelo, y se peina en el estanque la plata de sus cabellos. Si en tus ojos, si en tu alma pudiera ver mi reflejo…
Madrid, 21 de octubre de 2000
seperador
Voz de hoy
Era una voz perdida entre la bruma, era una voz dormida, era una voz con suavidad de espuma, voz que se oye una vez, y no se olvida. Me habló porque la hablé, pero no obstante ella me hubiera hablado con idéntico tono susurrante si un día hubiera junto a mí pasado. A mi lado, tal vez sin conocerme, como los elegidos, me hubiera, sí, reconocido al verme por la interrelación de los sentidos. Cálida voz, voz aterciopelada, con pausas sugerentes que tanto expresan, aún sin decir nada, silencio y voz igualmente elocuentes. Cómo, aunque se articula en la distancia, acaricia y revela, presagio de futura circunstancia que al tiempo clava sin piedad la espuela. Háblame, voz, en el furtivo tono del secreto prohibido, con la complicidad y el abandono de los labios que rozan el oído.
Madrid, 22 de octubre de 2000
seperador
Sonetillo
Cuando se deja un lugar no se logra oscurecer el rostro de esa mujer que no se llegó a besar. Tal vez la vimos cruzar resuelta al atardecer; o tal vez aparecer, mirar, sonreir, pasar. No supimos detenerla para poder ofrecerla denso diálogo de piel. Y cuando la recordamos vemos que nos comportamos como amantes de papel.
Filadelfia, 23 de octubre de 2000
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.