Breverías
1147
Melena en cautiverio; suelta el lazo,
que en libre catarata se derrame
sobre los hombros, cuando se encarame
mi mano a ti, surgiendo del abrazo.
1148
¿A la espera de qué? Muere la tarde
en lenta, melancólica agonía;
vendrá la noche, nacerá otro día,
y dormirá el espíritu cobarde.
Cuando el dardo del tiempo te despierte
punzándote esa piel que no se entrega,
será tarde quizá para la siega,
pero no lo será para la muerte.
1149
La danza es movimiento; el movimiento
es parte de la vida que se ofrece
a través de temblor, de acercamiento,
de efervescencia que rejuvenece.
Alarga el pie con paso intermitente,
gira los brazos y la espalda arquea,
deja flotar extática la mente,
y amalgama el sentido con la idea.
1150
¿A dónde vas, frente a la noche oscura,
que te cierra el camino? ¿Tan brumosa
es la vida a tu espalda que apresura
tu paso hacia otra vía dolorosa?
No dejas luz atrás, pero delante
tampoco hay luz; sombrío es el entorno.
El destello está en ti, tan fulgurante;
déjalo arder, sin fuga y sin retorno.
1151
La música y el ritmo nos envuelven,
niebla de gozo, ondulación vibrante,
pétalos de jazmín que se disuelven
como amante en los brazos de la amante.
No ven los ojos, párpados caídos,
pero esa melodía transparente,
no se sabe si tiembla en los oídos,
o es el alma tan sólo quien la siente.
Sonetos
978 - Hiedra
Trepa la madreselva a tu balcón
en ansiedad de abrazo, mensajera
rehuyendo el caracol de la escalera
por más directa, exótica ascensión.
La barandilla es clara invitación,
los barrotes, reclamo, no barrera,
y a su piel inflexible de madera
el ramaje se adhiere en confusión.
Mi espíritu en la savia se desliza,
soy el impulso escalador que riza
sus finos dedos que al cristal apuntan.
Mis ojos por las púas aparecen,
en las hojas mis labios se estremecen
y en tímido rumor por ti preguntan.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2003
979 - Otra noche
Hombre soy que no sabe anochecer;
pletórico de luz, juego a la aurora,
al reflejo en el lago, a la sonora
rabia del mar, al hoy, nunca al ayer.
Porque el tiempo que fue no ha de volver,
alargo en el presente cada hora;
si la rosa que aspiro me devora,
intentaré al momento renacer.
El recuerdo es cadáver de otro día
enterrado en la cámara sombría
de una noche que fue, que ya no existe.
Cada mañana es súbita asesina
de la noche anterior, y se encamina
a otra noche a que mi alma se resiste.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2003
980 - El mayor regocijo
Me enriquezco de aquello que no muere;
las amantes se van, el amor queda,
aunque en la cara y cruz de la moneda
sólo un lado, la cruz, nos pretendiere.
A cambio de sus rosas no requiere
justa retribución la rosaleda,
ni exigirá favores la arboleda
si un alto el peregrino en ella hiciere.
No está en la aceptación el alborozo,
ni deberá el desdén causar sollozo,
el mayor regocijo está en la entrega.
Ama tenaz, desesperadamente,
que quien ama se otorga lo que siente,
y quien no ama a sí mismo se lo niega.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2003
981 - Llora, mujer
Reconozco la lluvia en tus mejillas,
no llama a la ventana, no es del cielo,
nacida en doble surco paralelo,
enraizada en temblores de rodillas.
Tu caja de Pandora está hecha astillas,
ni la esperanza queda, ha alzado el vuelo;
hoy las nieves se niegan al deshielo,
y los sueños se tornan pesadillas.
Hay momentos que agobian, hay momentos
que han sido entrelazados de lamentos,
y se arrebozan en la oscuridad.
Llora, mujer, descarga tu agonía
en el silencio de hoy; ya habrá otro día
con más ventura y menos soledad.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2003
982 - Tantas veces murió
“Son demasiadas muertes
para una sola vida”. (Antonio Gala)
Tantas veces murió...Murió en enero,
cuando extiende la nieve amplio sudario
sobre los campos muertos; su adversario
fue un sentimiento leve, pasajero.
Murió en abril, al borde del sendero,
una mañana tibia, en solitario;
no logró completar su itinerario,
víctima al pie de un corazón de acero.
Murió en julio y septiembre, al sazonarse
espigas y racimos, y encontrarse
manos vacías, alma desolada.
Murió enfermo de sueños, de promesas,
de fuego extinto alzándose en pavesas,
pero siguió avanzando en su jornada.
Los Angeles, 15 de diciembre de 2003
983 - De espaldas al recuerdo
No destruyó las flores; agostadas
fueron quedándose sobre el florero;
la inmarchitable nota del ‘te quiero’
aún palpita en sus manos apretadas.
Quizá un trofeo más; tantas almohadas,
en su oleaje azul tanto velero,
sobre sus vías tanto pasajero...,
tantos anillos de humo en bocanadas.
De espaldas al recuerdo, las heridas
cicatrizan mejor; más avenidas
se abren dinámicas, acogedoras.
Los ojos del silencio están despiertos
hacia el pasado, y al mañana muertos;
emergen ya salmodias soñadoras.
Los Angeles, 15 de diciembre de 2003
984 - A la orilla
De la montaña al mar en bicicleta,
a lo largo del río, en pedaleo
de leve esfuerzo y amplio galanteo,
largo intervalo y cópula discreta.
La luz, entre el ramaje, ninfa inquieta,
danza sobre la piel, en coqueteo
de la azogada sombra; un escarceo
de brisa y fronda el júbilo completa.
Ni al cielo dirigiste la mirada,
ni sobre el césped la dejé clavada,
encontrados tus ojos y los míos.
Y al fin el mar. El agua indiferente,
neutral el sol, la expectación ausente...
Nada como la orilla de los ríos.
Los Angeles, 15 de diciembre de 2003
985 - Hueco
A golpes de silencio, día a día,
entre los dos un hueco hemos labrado;
ni un pontón de sentidos fabricado
nos volverá a reunir. En la tardía
luz otoñal se asienta la apatía
de un bosque de rumores despoblado,
ciego en color, de cielo anubarrado,
tedio que de los sueños desconfía.
Quisiera rellenar ese recinto
con escombros de olvido, y un distinto
vínculo establecer, libre de miedos;
y recobrar los ángeles huídos
cuyas alas y pies, estremecidos,
aún tiemblan en las puntas de mis dedos.
Los Angeles, 16 de diciembre de 2003
986 - Eso fue ayer
Muy diferente a ti; no tan hermosa,
pero la amé como si hubiera sido;
ni más joven que tú, pero vencido
quedé por su actitud voluptuosa.
Tú eres veraz, y aunque ella fue engañosa,
la amé como si no hubiera fingido;
optas a mí, de ella no fui elegido,
y amé hasta las espinas de su rosa.
No entendió cuánto supe de su argucia,
porque pagué en amor su guerra sucia...
Eso fue ayer, amé, sufrí, perdí.
Hoy eres tú, recíproca querencia,
sentimiento, sentido, transparencia,
y cuanto entrego regresando a mí.
Los Angeles, 16 de diciembre de 2003
987 - Dentro del sueño
Tal vez mañana flotarán visiones
en los ojos que miran el paisaje,
y en vertical el olmo resquebraje
este horizonte gris sin ilusiones.
El olmo aislado canta aspiraciones
de llanura desierta; su ramaje
le balbucea al viento, en un lenguaje
de tenues, íntimas provocaciones.
Descubrirá mañana la mirada
que el cielo oscuro, la laguna helada,
la fronda muda, el altiplano yermo,
recuperan su estado primitivo;
y yo de nuevo he de sentirme vivo
dentro de un sueño en el que ya no duermo.
Los Angeles, 16 de diciembre de 2003
988 - Junto a mí
Me esperarás, y acogeré la oferta
que tiembla en el cristal de tus retinas;
germinará un rosal entre las ruinas,
y cicatrizará la herida abierta.
Oigo otra primavera que despierta
en coplas de verdor por las colinas,
mientras en torno a mí te arremolinas,
cálido viento de caricia experta.
No escucho ya los gritos del invierno,
con su nieve exterior, su frío interno,
helando, ensordeciendo alma y oído.
Sólo el rumor del leño crepitante
ardiendo en el hogar, y tú, mi amante,
junto a mí, despertándome el sentido.
Los Angeles, 18 de diciembre de 2003