Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Sueno en azul

Índice

Sonetos:
Mujer Nº 1 Mujer Nº 2 Hombre Irak Mujer
Poemas:
Sueño Abrázate al instante Día de la mujer
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Breverías

1022
He llegado a tu límite, y le toco con mirada carnal, manos que miran, y ahora tu nombre en un susurro invoco de palabras que besan y suspiran.

1023
Todas las sombras hoy se te acumulan bajo la piel del alma, envenenadas; despedazan el gozo a dentelladas, y la ilusión más ágil estrangulan. Pero nubes serán a la deriva que no enturbian la luz de tu semblante, triste tal vez, mas no menos radiante; queda la luz, la sombra es fugitiva.

1024
Con húmeda sonrisa, descendiendo por cauces paralelos, muere el amor a veces, desahuciado; no muere el mío, aunque me estoy muriendo de ausencias y desvelos, llanto en leve sonrisa camuflado.

1025
¿Quién eres tú, que afluyes a la mente en tan extrañas formas y actitudes, con esa intromisión irreverente que provoca deseos e inquietudes? Este nuevo perfil, esta vertiente, sueños inéditos a los que acudes, me sorprenden tal vez, mas no me espantan, y hacia ellos mis sentidos se adelantan.

1026
Me siento amado y esperado, e irreversible es mi destino hacia ese amor que se me ha dado, entre lo humano y lo divino; aún sin estar enamorado, hacia él hipnótico camino; su entrega es fiel, su abrazo, fuerte, su paz no requerida. Muerte.

Sonetos

715 - Mujer Nº 1
Como el mar, su sonrisa ilimitada, un despertar de aurora en el semblante de cielo azul de mayo, tan radiante, y un claro ofrecimiento en la mirada. Cabalgando llegó en la llamarada de cálidos deseos; susurrante como el aire al pasar su voz de amante, derramándose en flor sobre la almohada. Cascada lúbrica de ardor y mimos, silenciosa vendimia de racimos, rastreos en recónditas regiones. Y al fondo de los ojos el anhelo de detener las horas en su vuelo, y prolongar tan hondas sensaciones.
Los Angeles, 15 de febrero de 2003
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716 - Mujer Nº 2
Con temblores de virgen te ofreciste, presta la voluntad, aunque indecisa; si bailaba en tus labios la sonrisa, un haz de nervios la abrazaba triste. Al fin apareció, como quien viste manto de estrellas y en claveles pisa, flotando sus cabellos en la brisa, y en llama toda entera te encendiste. Nació a la realidad tu fantasía, y rodó la más suave melodía sobre el vivo piano de tu piel. Teclas desconocidas prorrumpieron en trémulos acordes, que adquirieron savia de nardos y sabor a miel.
Los Angeles, 15 de febrero de 2003
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717 - Hombre
Me ha visitado inesperadamente la soledad. ¿Por qué en este momento, si hay aroma de rosas en el viento, y un proyecto de besos inminente? A veces, al llamarla, se hace ausente; y a veces, con brutal atrevimiento, me sofoca en los pliegues de su aliento, sumiendo en niebla corazón y mente. Soledad que apacigua y exaspera, mi dulce, abyecta, eterna compañera, ¿por qué hoy precisamente en mi camino? Lágrima leve y alborozo mudo, y un brindis de sonrisas para el nudo de vuestro íntimo encuentro clandestino.
Los Angeles, 15 de febrero de 2003
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718 - Irak
Resuenan los tambores de la guerra con insistentes, tenebrosos ecos, al gigante se aferran los muñecos, y la paloma herida se destierra. De nuevo son los pobres de la tierra carne de fuego, como troncos secos, y la cuadrilla de cerebros huecos en la farsa política se encierra. Ambiciones, venganzas personales, enarbolan banderas nacionales, teñidas de nobleza y democracia. Pero un sólo pendón, la hipocresía, tremola al viento sobre la jauría en búsqueda tenaz de la desgracia.
Los Angeles, 15 de febrero de 2003
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719 - Mujer
Seas colega, amiga, esposa, amante, en seriedad, silencio, o sonriente, seas opaca, oscura o transparente, desorientada, junto a mí o distante; seas gregaria, rústica, elegante, tímida, sosegada, vehemente; luzcas bisutería indiferente, u ostentosa presumas de diamante; esto es la superficie desalada, el humo que huye de la llamarada, la campana que puede enmudecer. Tú eres más, mucho más, eres la herida que sangra por el mundo, eres la vida, eres sencillamente una mujer.
Los Angeles, 25 de febrero de 2003

Poemas

Sueño
Te revestí de un sueño: Luz de luna, nubes blancas, azul de mar y cielo; te ofrecí la ternura de la cuna, y apacibilidad de terciopelo. Te llevé de la mano por senderos en que el viento murmura fantasías, deseo y sentimiento tan sinceros como efusivas las palabras mías. Una romanza te canté al oído teñida en sangre ardiente de arrebato, con acento de bárbaro alarido, y ronroneo seductor de gato. Y un manojo de rosas en ofrenda de mi íntimo jardín te dio mi mano, y ensombreció mis ojos una venda de secesión de todo ser humano. Sólo por ti avanzó mi pie en la tierra, sólo hacia tu cintura fue mi abrazo, mi pensamiento sólo a ti se aferra, y hallo descanso sólo en tu regazo. Y soñaste y soñé, y en ocasiones, se duerme el alma, la razón despierta, y el tiempo es una banda de ladrones que dejan la esperanza medio muerta. Qué raciocinios el cerebro emplea que el alma desconoce o desestima, y con su fría lógica la idea la piel del sentimiento roe y lima. Yo también me refugio en este sueño, amordazando el grito de la mente; y contra toda sensatez me empeño, si tú no estás, en ver el mundo ausente. Pero a veces el grito se rebela con el impacto de un pistoletazo, se me fractura el sueño, se me hiela la fe, y en decepción me despedazo. Tal vez me alzo de cara contra un muro que me impide avanzar, tal vez lo salto, reiniciando el camino hacia el futuro..., para yacer de nuevo en el asfalto. Este sueño en azul que fabricamos, tan puro y frágil, terso y doloroso, en el que ambos reímos y lloramos, reducto de fatiga y de reposo; este sueño en azul, quietud y estruendo, nos acuchilla, y mata, y resucita, y aunque con él vayámonos muriendo, con él vivimos, y en nuestra alma habita.
Los Angeles, 14 de febrero de 2003
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Abrázate al instante
Cómo te sangra el alma por los ojos, y se extingue la luz de tu candela; sigue uncida la noche a tu cintura, aunque la aurora espléndida alborea; y el día te resbala en la mirada cual si cubierta de compacta venda. Mi barco de papel, frágil, inerme, si sobre el agua verdiazul navegas, te ceñirás corona de naufragios bajo el lastre oneroso de la pena. Tienes gusto a amargura, la que nunca de verdad te dejó, que tambalea cada conato de sentar la planta sobre la tierra firme de la entrega. Ese tenaz recuerdo que tus brazos estrechan, es beso de humo, de aire, y le quieres dar cuerpo, y no se deja. Se vuelve uno a mirar lo que ha vivido, sueños de oro tallados en la arena, rosas que el viento deshojó, fatiga, treguas rotas, estériles promesas; y el pasado nos llama decorando de flores sus miserias, sonando bronces sobre la chatarra, dando disfraz de gozo a la tristeza. Muerto el ayer está, y hoy resucita, con reiterada, joven persistencia, cada momento que desaparece, verso a verso engendrando su poema. Abrázate al instante que amanece, sólo al instante, con tesón, con fuerza, que fluye para ti como un arroyo de corriente incesante, siempre nueva.
Los Angeles, 21 de febrero de 2003
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Día de la mujer
China: El dragón amarillo ha despertado del sueño secular; la flor de loto no es ya el adorno de jardín remoto, mas un clarín de acento arrebatado. Tú, mujer de sonrisa maniatada, de voluntad y mente prisioneras, hoy se te amplían todas las fronteras, y en tu camino no interfiere nada. Afganistán: Doble cárcel de piel y pensamiento, tras los recios barrotes del chador, en ignorancia, látigo y temor, tu única melodía es tu lamento. Alce el puño iracundo la cuchilla para rasgar la ignominiosa tela, que el alma sólo es libre, sólo vuela cuando el miedo, cobarde, se arrodilla. Africa: Todo el furor de la opresión anida en el silencio que tus ojos clava, libre por dentro, al exterior esclava, arrastrando una vida que no es vida. Oye el tam-tam que llama en lejanía a destrozar grilletes y cadenas, y que el ardor que corre por tus venas forje el amanecer de un nuevo día. Indígena americana: Olvidada en poblados miserables, con el hambre en el vientre, y la tristeza hundiendo el corazón y la cabeza como cargas de acero inevitables. Ya se te acerca la hora decisiva de reencontrar tu dignidad humana, cada mujer ha de llamarte hermana, y sentirás el gozo de estar viva. Europa: Qué propicio contigo fue el destino, llenando casi por completo el vaso; sólo llevas un poco de retraso, pero avanzando vas por buen camino. Tantas vienen detrás, tantas no pueden ni el ritmo mantener ni la esperanza; sereno gozo en tu semblante danza, y en tus ojos las sombras retroceden. Hispanoamericana: Tensa pasión en su interior, que nace del cruce de cien razas, sangre inquieta que amotina su impulso, o lo sujeta, que exaspera a su amante o lo complace. Largo sendero a recorrer; se guía por el ritmo en sus pies, y el alborozo; de la nostalgia puede ir al sollozo, pero en el fondo es pura melodía. Hindú: Ha conquistado el hambre, y aún le quedan castas que fusionar en amalgama; sombras del Kama Sutra al Ramayana entre su piel y su pensar se enredan. Urdimbre que libera o esclaviza, avance y retroceso, espuela y freno, pero el futuro se presenta lleno más de fuego y de luz, que de ceniza. Arabe: En dos idiomas, lágrima y mirada, comunicas la historia de tu vida; soledad de calleja sin salida, y desuso extramuros de la almohada. En torno a ti se ha levantado un muro que no caerá, que debe rebasarse; quien solamente logra hoy arrastrarse, mañana correrá con pie seguro. USA: Triunfal sonrisa, sin color, sin miedo, aún sin llegar, mas cerca de la meta; dejó el arco hace tiempo la saeta, y hacia la diana apunta como un dedo. Qué paisaje irreal, qué incomprensible tanta miseria, tanta desventura; desde esta luz, esa distancia oscura parece más allá de lo posible.
Los Angeles, 25 de febrero de 2003
Diseño: Carmen Álvarez
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