Breverías
1035
Mira al azul de cielo, idealista,
que la ilusión nos viene de la altura;
mira a la tierra, que hay una conquista
a realizar, por cada desventura;
mira de frente, con resuelta vista,
que está sonando ya la hora futura;
las máscaras lanzadas, al desnudo,
que la verdad es el mejor escudo.
1036
Solemne requiem por marchitas flores,
que no supieron resistir la escarcha;
muertas casi al nacer, sin trovadores,
sin la inmortalidad ni los honores,
que uno adquiere al vivir sobre la marcha.
Muerte en oblicuidad, y prematura,
sin ramo, ni solapa, ni florero,
muerte de media noche, que apresura
la orfandad del jardín, con la amargura
de quien cae, sin llegar, junto al sendero.
1037
Recela, amor, del alba; se avecina
con la sonrisa abierta del amigo;
mas su luz y rumor llevan consigo
inevitable gestación de ruina.
Esta es la noche que jamás debiera
llegar a un fin, noche radiante, clara,
con múltiples rumores de algazara,
y luces de perenne primavera.
1038
Te ignorarán mis manos al hacerte el amor,
mis ojos y mis labios omitirán contacto,
y tu piel será ajena, remota a mi temblor,
sin que por eso deje de consumar el acto.
Sólo tenues murmullos, vibrantes alaridos,
sofocantes jadeos, o reposada calma:
la cópula a distancia que entra por los oídos
y convierte alma en cuerpo, y torna cuerpo en alma.
1039
Secuencia eres del mar, de la selva, del cielo,
continuación serena de su belleza innata;
en ti navego y ando, por tu bóveda vuelo,
mi dorado paisaje, mi alborada de plata.
1040
Rosa tallada en mármol, desnuda de fragancia,
de rígida corola, delicadeza fría;
me saturas la mente de tu clara elegancia,
y me dejas el alma tristemente vacía.
1041
No me quedan sonrisas, sólo muecas,
máscaras grises de los sentimientos,
disfrazando recónditos lamentos,
como hojas verdes sobre flores secas.
Pero me quedan besos no firmados,
besos que aprenden a batir las alas,
centelleando en sus mejores galas,
prestos a ser servidos o usurpados.
1042
En busca voy de una palabra nueva,
ignorante de nombre o de sentido,
lo aprenderé de su eco en el oído,
tan pronto la pronuncie o me conmueva.
Será “levántate”, he aquí mi mano;
o “sígueme”, que tuyo es mi camino;
o tal vez “quédate”, sé mi destino;
y al escucharla me sabrás hermano.
1043
¿Qué recuerdo es más fiel? ¿El de los vivos,
fluyendo libre, casi negligente,
o el de los muertos, quedo, consistente,
clavado en módulos definitivos?
¿Qué recuerdo es más fiel? ¿El que se aleja,
viene y va, evoluciona y se derrama,
o el que ni delibera ni reclama,
y es ajeno al reproche y a la queja?
Sonetos
727 - Callejón sin salida
Quiebra los vínculos que a mí te amarran,
cadena de aflicción, grillos de ausencia,
que no acierto a eludir esta violencia
de imposibles que el alma te desgarran.
Rosas te di cuya pureza embarran
los lodazales de mi inconsistencia;
alenté sueños que hoy, en somnolencia,
no atesoran la fe, la despilfarran.
Qué callejón en sombra, sin salida,
la que antes fuera espléndida avenida
por donde ambos quisimos transcurrir.
No sé si es el amor o el egoísmo
quien me grita, en el fondo de mí mismo,
que permanezca, aunque debiera huir.
Los Angeles, 7 de marzo de 2003
728 - Caligrafía
Preterido el teclado indiferente,
de mecánico tacto y lengua fría,
hoy, a la luz del sol, mi alma se guía
por la mano que escribe cordialmente.
En cada rasgo o tilde está latente
un temblor, un lamento, una alegría,
una parte de mí que irrumpiría,
al ser leído, en ti, como un torrente.
Escúchenme tus ojos. Hoy te hablo
con la firme agudeza del venablo,
la suave intimidad de voz que besa.
Hacia ti mi escritura va, vibrante;
que cada línea azul, zigzagueante,
en ti se imprima, sin estar impresa.
Los Angeles, 7 de marzo de 2003
729 - Noche de paz
Regado estoy de paz que de ti mana,
qué descanso obtenido sin contienda;
el fuego en el hogar es roja ofrenda
a que la noche ahuyente la mañana.
Dame el silencio que en quietud hilvana
sonrisas luminosas, y trascienda
de un alma a la otra, en paralela senda,
este alborozo inmóvil que nos gana.
El tiempo se detiene; ya no hay horas
en cíclico viraje, no hay auroras
avanzando en cuadrigas apremiantes.
Sólo un punto, un perfil contemplativo,
y un mundo absorto al escuchar cautivo
la callada canción de dos amantes.
Los Angeles, 8 de marzo de 2003
730 - Apenas conocida
Apenas conocida, y casi amada
desde el fondo sediento del deseo;
y en la raíz del alma, un borboteo,
sin saberse si es agua o llamarada.
Agua tal vez de fuente desangrada
rebrotando en inquieto balbuceo;
brasa o fulgor de intenso galanteo
inflamando a través de la mirada.
Tu piel vino primero, la envoltura;
luego se abrió el misterio, que perdura
a pesar de la escarcha y la sequía.
Y hoy que de ti me abraso, en ti me inundo,
eres perenne fuente, ardor fecundo,
íntegramente amada, toda mía.
Los Angeles, 9 de marzo de 2003
731 - Vigor innato
Nadie más solitario y dolorido
que tú, mujer, bajo la luna llena,
o en la tarde bucólica, serena,
descargando en las olas tu gemido.
Llevas el toro del dolor uncido
al yugo que te oprime y te refrena;
arando vas nostalgias en la arena,
pie vacilante, espíritu vencido.
Los reveses de ayer, el alto muro
que hoy te cerca y axfisia, el inseguro,
gris porvenir, no saben desertar.
Pero un vigor innato en ti radica
que surge cuando todo se complica,
y volverá de nuevo a desbordar.
Los Angeles, 10 de marzo de 2003
732 - No te amo más
No te amo más cuando mi abrazo lento,
tras largo agonizar, llega a tu lado;
aunque tanto en mi exilio te he añorado,
no es junto a ti que muere mi lamento.
Mi duelo es inmortal, y en cada intento
de exterminarlo quedo derrotado;
si me siento en tu ausencia mutilado,
contigo el éxodo otra vez presiento.
Me perteneces más si no te tengo,
pues hay adiós tan pronto como vengo,
espera, encuentro, lágrima y partida.
No hay primavera ya, sólo hay invierno
sobre este amor, que para ser eterno,
debe sangrar de inagotable herida.
Los Angeles, 10 de marzo de 2003
733 - No soy original
A mi palabra yacen vinculados
treinta siglos de intensas emociones
que el rapsoda condensa en sus canciones,
y el artista en sus códices dorados.
No soy original; llevo clavados
dentro de mí lamentos e ilusiones
que fraguaron el rumbo y las visiones
de tantos ávidos enamorados.
No existe inteligencia creadora,
sólo mente corsaria, expoliadora,
que donde otro hizo huella, pone el pie.
Yo siento y grito lo que hicieron antes
trovadores, arúspices, amantes...,
moldeo en verso lo que soy y fue.
Los Angeles, 11 de marzo de 2003
734 - ¿De qué sirve?
Cada declaración, cada promesa,
abre una zanja entre tu pie y el mio;
nos une un ancho y árido vacío
que ni se contraerá ni se atraviesa.
Somos la boca que habla, mas no besa,
desolación de atardecer sombrío,
riberas somos de incesante río,
quedando mientras fluye, y no regresa.
Me dueles tanto que mi piel se agrieta;
sobre el madero soy llama incompleta,
zigzagueando sin brindar calor.
¿Por qué guardar la rosa, si marchita?
¿De qué sirve el amor que así limita?
¿Qué hacer con tal ausencia, tal dolor?
Los Angeles, 11 de marzo de 2003
735 - Crisis
Tres noches, una vida gris, desierta,
tres noches, un dolor rojo sangriento,
pero se enciende ya en el firmamento
la hora del alba; Lázaro, despierta.
Descerrajada en tierra está la puerta
del mausoleo, se durmió el lamento,
y flagela tu rostro un nuevo aliento;
vuelve a vivir, la muerte ahora está muerta.
La sombra atrapa y a la vez consume;
sal de entre los cadáveres y asume
tu primitivo temple luchador.
Hay otra vida nueva por delante,
tal vez difícil y desafiante,
tal vez con los temblores del amor.
Los Angeles, 12 de marzo de 2003
736 - E mail
En el principio fue el email, ciñendo
cíngulo leve de esperanza muda,
y luenga capa de amplia y densa duda,
llegándose en la noche, sin estruendo;
como quien llama a la ventana, hiriendo
tenuemente el cristal, y no reanuda
los golpes, recelando que se acuda
a una señal apenas pretendiendo.
Pero no hubo silencio ni protesta,
sólo pronta, inequívoca respuesta,
de abrazo abierto y de sonrisa clara.
La esperanza notó su lazo estrecho,
fue la duda un obstáculo deshecho,
y un aura suave acarició su cara.
Los Angeles, 13 de marzo de 2003
737 - Partir, morir
Me voy muriendo en la mañana rosa,
cuando la tierra es vida que renace;
y aunque tenaz a tu perfil me abrace,
la hora ha sonado, firme y ominosa.
Hora ya de partir; qué silenciosa
en el fondo de tu alma mi alma yace;
la muerte no dialoga, nos deshace,
verdugo del amor, bestia celosa.
Siempre se muere un poco al despedirse,
y a veces mucho, y no puede decirse
si está más muerto quien se va o se queda.
Partir, morir, cuando el rosal germina,
cuando resurge el sol tras la colina,
cuando el viento acaricia la arboleda.
Los Angeles, 14 de marzo de 2003
738 - Alejamiento
Furtiva, inabordable, tan remota
como la sombra, como mar distante,
como sendero azul sin caminante,
o blanca nube que en el cielo flota.
Bebí tu incertidumbre gota a gota,
y hoy la duda es mi fiel acompañante;
por ti libré batallas, y constante
me persigue el hedor de la derrota.
Se me olvidan los brazos al mirarte
porque estando a mi lado estás aparte,
sombra, sendero, mar, nube lejana.
Furtivo pie alejándose sin huella,
inabordable albor, remota estrella,
almanaque sin hoy y sin mañana.
Los Angeles, 15 de marzo de 2003
739 - Si tú no mueres
“Aquéllas que aprendieron nuestros nombres,
ésas, no volverán”. (Bécquer)
¿Se habrá muerto el tropel de golondrinas
que aprendieron tu nombre? ¿Se habrán muerto
los cisnes que al crepúsculo, en el huerto,
ondulaban las aguas cristalinas?
¿Habrá muerto la rosa en sus espinas,
la palmera, sonrisa del desierto,
el sueño azul del soñador despierto,
y la paloma del castillo en ruinas?
Parece haberse muerto la belleza,
y el agua, río abajo, gime y reza
fúnebre letanía de lamentos.
Si tú no mueres, aunque estés dormida,
seguirán germinando nueva vida
aún los sarcófagos más polvorientos.
Los Angeles, 15 de marzo de 2003
740 - Un solo adiós
Vivo de ti, doliéndome contigo,
derramando tus lágrimas, ya mías;
y sonrío tus propias alegrías,
de tus latidos íntimo testigo.
En multitud perdido, soy amigo
ajeno ya a mis otras compañías,
y amante soy, rodando rebeldías
sobre tu piel de nardo que mendigo.
Ya no tienes, ni yo tengo frontera,
amalgamada en mí de tal manera
que tú eres yo, soy tú, no somos dos.
Si desertar quisiera desairado,
si evadirte intentaras de mi lado,
doble muerte sería un sólo adios.
Los Angeles, 15 de marzo de 2003
741 - I - Expoliación
Mi vientre de mujer, alborozado,
un clavel enjauló, rozó un lucero;
nueve meses le tuve prisionero,
tiempo de íntimo diálogo callado.
Salió de mí; se me quedó colgado
del seno como un ángel compañero,
como violeta al borde del sendero,
o sueño azul primaveral dorado.
Pero ladrones de almas, sin careta,
me robaron el ángel, la violeta
quedó pisada, el sueño interrumpido.
Una zarpa brutal quebró mis huesos
y arrebató mi manantial de besos,
dejándome un invierno oscurecido.
Los Angeles, 16 de marzo de 2003
742 - II - Distanciamiento
La sombra de ese invierno, densa y fría,
sigue envolviéndome, como un sudario
amortajando el alma; mi calvario
alza una cruz sangrante en agonía.
Qué desigual distancia en lejanía:
para él tal vez yo un nombre innecesario,
y él mi finalidad, mi itinerario,
y la razón de mi melancolía.
Tantos años perdidos al cariño;
la vida injusta me ha robado al niño,
y el muchacho camina indiferente.
Cada día a la luz oculto el llanto,
desbordando en la noche, y me levanto
con angustia de mí, y amor de ausente.
Los Angeles, 17 de marzo de 2003
743 - III - Expectativa
Dieciséis años hoy, un metro ochenta,
cómo duelen centímetros y meses,
trepando calendarios y cipreses,
mientras mi pecho de ansiedad revienta.
Al fin su voz una esperanza alienta
como la oferta de oro de las mieses,
y tras tantas tinieblas y reveses
mi diminuta llama se acrecienta.
Qué miedo tengo a la ilusión, qué miedo,
mi escepticismo y regocijo enredo
entre la incertidumbre y la esperanza.
Cómo de no abrazar duelen los brazos,
cómo este corazón, a martillazos,
hacia ti con incierto paso avanza.
Los Angeles, 17 de marzo de 2003
744 - Palabra escrita
Sólo te brindo mi palabra escrita
en la que íntimamente colaboras,
sin inflexión, en tintas incoloras,
aunque la mano con temblor la grita.
Cuando tu vista extática la admita
vestirá de rumores y de auroras,
como si obraran hadas soñadoras
fértil resurrección de flor marchita.
Te llegará tan claro mi mensaje,
como el más vivo, enfático lenguaje,
claro estallido de la primavera.
Y habrá noches de músicas calladas,
y luminosas, tersas alboradas
que yo contigo compartir quisiera.
Los Angeles, 19 de marzo de 2003
745 - Morir, vivir
Me haces morir un poco cada día,
muerte en cautividad, porque en ti quedo;
muerte gentil que no provoca miedo,
sedosa muerte, ausente de agonía.
Muriendo voy, y mi morir se alía
a tu muerte, aunque en ella te precedo;
vivir es tan difícil que no puedo
sino morir de tanta lejanía.
Víveme aunque me muera. Mi recuerdo
será otra forma de vivir; no pierdo
esta vida si en ti tendré esa vida.
Muerte que deja vida ya no es muerte,
muerte inequívoca será perderte
viendo, al morir, que tu memoria olvida.
Los Angeles, 19 de marzo de 2003
746 - Sueño
Sueño un amanecer aún no nacido
que se anuncie rasgando desalientos;
un alba que estremezca los cimientos
del castillo interior adormecido.
Fría trenza de hierro retorcido
me ciñe la cintura, y mis intentos,
mis objetivos, mis ofrecimientos,
languidecen en pulso reprimido.
Sueño un amanecer de libertades,
que si puede engendrarme tempestades,
me hará capaz de elaborar la calma.
Sueño que tú serás mi primavera,
que soy surco de amor, tu sementera,
madurando la mies, por ti, en el alma.
Los Angeles, 21 de marzo de 2003
747 - Vendrá la noche
Vendrá la noche sin lugar ni fecha,
y nos sorprenderá con su venida;
vendrá esa noche como media vida
a restaurar la otra mitad deshecha.
Ni tañerá en tu mente la sospecha
de la exangüe esperanza renacida,
ni auguraré si al borde de mi herida
un clavel rojo su eclosión acecha.
Desecharé mi ajada vestidura,
y avanzará mi brazo a tu cintura,
desnuda en mí como yo en ti desnudo.
Y habrá en la noche aroma de jazmines,
y sedoso oleaje de violines
sobre un abrazo posesivo y mudo.
Los Angeles, 21 de marzo de 2003
748 - Esta nostalgia
He visto los cien rostros del fracaso
mirándome a los ojos fríamente,
sus pupilas sin luz, látigo hiriente,
como la sombra del postrer ocaso.
Y he visto cómo el triunfo, paso a paso,
se repliega o se aleja indiferente,
y yo, sediento, al borde de la fuente,
incapaz de acercar al agua el vaso.
Tanta ráfaga de aire me ha rozado,
tanta gota de lluvia ha rociado
mi fiebre, sin lograr disminuirla;
tan perdido entre adustas multitudes...
Tú, que me ves pasar, ¿por qué no acudes
a esta nostalgia, y pruebas a extinguirla?
Los Angeles, 23 de marzo de 2003
749 - Mágica ilusión
Eres un despertar de adolescencias
al roce de mis labios impulsivos;
los tuyos me dan paso a los archivos
de utopías, deseos y tendencias.
Besos de tan variadas procedencias
pueblan la sombra en tu interior cautivos,
incitando a los míos que, exclusivos,
rehusan compartir sus experiencias.
Quiero pensar que nadie te ha besado,
que nadie ha de besarte, que cerrado
quedará el ámbito de tu emoción.
Abierto sólo para mí, en bloqueo
de cualquier otro lúbrico deseo,
tú, mi indudable, mágica ilusión.
Los Angeles, 24 de marzo de 2003
750 - Eres hoy horizonte
Ayer fue mayo, eterna primavera,
ciega fe en dilatar cuanto vivimos,
río en perenne movimiento fuimos,
uniendo una ribera a otra ribera.
Hoy la corriente es prófuga barrera
que aleja ambas orillas. Persistimos
en la idea de unión, mas presentimos
que aquella eternidad no es ya lo que era.
Pleamar espumosa que desmaya
los rizos de las olas en mi playa,
así te vi, trepando en mis arenas.
Y eres hoy horizonte, tan remoto,
que aunque mis ojos sobre el agua floto,
a implacable distancia me condenas.
Los Angeles, 26 de marzo de 2003
751 - Quiero ser más
Tantos te dicen ‘te amo’...Se me enreda
la lluvia entre los ojos; me apuñala
cada presunto beso que resbala
de tu avidez, o que en tu piel se hospeda.
¿Dónde queda mi beso, dónde queda?
¿Perdido en el enjambre, que lo iguala
con los demás? ¿Peldaño de tu escala,
letra en tu carta, radio de tu rueda?
Quiero ser más, en calidad y modo,
en recuerdo, en opción, quiero ser todo,
obliterando ayer, hoy y mañana.
Que, al pensar y al sentir, tus ojos vean
sólo estas manos mías que moldean
tu propia realidad, aunque lejana.
Los Angeles, 27 de marzo de 2003
752 - Estatua
A veces me parece haber perdido
mi pedestal, estatua fracturada;
y la lenta, inflexible dentellada
de los años mi nombre ha removido.
No recuerdo quién soy, ni quién he sido,
ruina de mármol, dignidad truncada,
tal vez atraje un día la mirada,
y hoy me cerca la sombra del descuido.
Si junto a mí pasaras, caminante,
detén tu paso y mírame un instante,
que tantos han pasado ya de largo.
Mis fragmentos quizá cobrarán vida,
que no estoy muerta, no, sólo dormida,
en sueño tan profundo como amargo.
Los Angeles, 28 de marzo de 2003
753 - Cerrado el libro
Cerrado el libro, déjame que lea
tus páginas de carne temblorosa;
tengo diez ojos, diez, y una gozosa
ansiedad de absorberte cada idea.
Capítulos de espalda que se arquea,
pubis de miel en granazón de rosa,
senos compactos, boca rumorosa
que lúbricos quejidos balbucea.
Ábrete a mí, libro de piel, impreso
por mano ajena, por extraño beso,
voces foráneas, adversaria prensa,
por tantas cosas fuente de tu historia;
cierra por un momento la memoria,
y haz mi lectura de inmersión intensa.
Los Angeles, 29 de marzo de 2003
754 - Yasmín
Sedoso globo de color y pelo,
con ojos de malicia sonriente,
arlequín juguetón desobediente,
voz de alarido de gatita en celo.
Qué súbitas carreras, qué revuelo
de cortinas, que saltos de repente,
eres una amenaza de accidente,
vasos y tazas de la mesa al suelo.
Cascabel de alegría exuberante,
ahora loca, dormida en un instante,
o en mi regazo en paz ronroneando.
Qué suave, placentera compañía,
sobre mi almohada al despertar el día,
tú, mi sonrisa, aunque yo esté llorando.
Los Angeles, 30 de marzo de 2003
755 - Podré irme en paz
No sé si olvidar quiero antes que muera
las espléndidas glorias de mi vida,
o si llevar su plenitud florida
dentro de mí hacia la última frontera.
No sé si morir quiero en primavera,
al curarse el invierno de su herida,
o si obrar en invierno mi partida,
mientras duermen las rosas a la espera.
No sé si el nombre de mujer que digo
siempre al dormir, persistirá conmigo
al revelarse el último momento.
Debo olvidarle ese preciso instante;
y sin pensar que abdico de mi amante,
podré irme en paz, y no en resentimiento.
Los Angeles, 30 de marzo de 2003
756 - Sueño despierto
Tu nombre tañe en mi soñar despierto,
pero enmudece siempre su tañido
en la quietud de mi soñar dormido;
si pienso, vivo estoy; si duermo, muerto.
Pero abrázate a mí cuando no acierto
a pensarte en mi sombra sumergido;
tu recuerdo se habrá restablecido
cuando al alba mis ojos haya abierto.
Será tu imagen esperanzadora
mi primera visión en cada aurora,
y estarás a mi lado, aunque no estés.
Tan real es el sueño que me inspiras
si no duermo, que siento que respiras,
y oigo a mi espalda el eco de tus pies.
Los Angeles, 30 de marzo de 2003
757 - Recuerdo y proyecto
Vencidos por la carga de la ausencia,
yacen mis alborozos desangrados
en soledad de mármoles quebrados,
templo en abandonada decadencia.
La distancia y el tiempo, qué violencia
sin disparos, puñales ni soldados,
sólo de llanto y esperanza armados,
de desesperación, y de impaciencia.
Estoy entre el recuerdo y el esbozo,
es decir, entre lágrima y sollozo,
huyó el ayer, mañana no ha venido.
El proyecto es dolor hasta que llegue,
y es dolor el recuerdo hasta que agregue
nueva presencia a lo que se ha vivido.
Los Angeles, 30 de marzo de 2003
758 - Desvío
¿Cuánto tiempo podré seguir amando,
amortajado en desengaño y duda,
si no te adhieres a mi piel desnuda,
si mis besos se van desmoronando?
Voy matando sonrisas, avanzando
por tierra huérfana de brazos, muda
de susurros, sorbiendo aire que anuda
la sed a mi garganta, sofocando.
Y tú, no sé si estás, te vas, te quedas,
si ruedas mi camino, o las veredas
procedentes de sus bifurcaciones.
Aunque tu permanencia me porfíes,
ay, temo que en la noche te desvíes,
perdiéndose también mis ilusiones.
Los Angeles, 31 de marzo de 2003
Poemas
Franca la puerta
Hay mujeres que avisan a los ojos,
y hay mujeres que llaman a las manos;
otras callan, aisladas en cerrojos,
otras exhiben sus primeros planos;
tú me avisas, me llamas y te exhibes,
yo lo advierto, respondo, y te analizo;
te describen mis manos, me describes,
y en tus zonas más hondas me deslizo.
Y en temblores de senos y caderas,
en crispación de muslos y de brazos,
habrá dos ángeles, o habrá dos fieras,
aleteos tal vez, tal vez zarpazos.
A la aventura o al amor alerta,
a lo que un sueño fue, y es hoy suceso,
mantén la piel en flor, franca la puerta,
la indecisión dormida y raudo el beso.
Los Angeles, 7 de marzo de 2003
Decepción
El tropezón es signo indefectible
de que tenemos senda, y caminamos;
si en el amor a veces fracasamos,
amar de nuevo es lo único factible.
No he de amarrar mis pies si, derrotado,
sangra mi cuerpo al sol sobre la roca;
puede haber otros labios en mi boca,
y otra desnuda piel a mi costado.
Si el nuevo beso en rabia se elabora,
progresará en dulzura y arrebato,
como avanza el pintor en el retrato,
de tosco rasgo a forma ensoñadora.
Habrá llanto tal vez, porque en la herida
hierve el dolor, con sal, fuego y veneno,
pero habrá un bisturí que no refreno,
y sajará la fístula podrida.
La memoria a menudo el alma muerde
con mandíbulas largas en razones;
es posible que en esas ocasiones
indiferentemente te recuerde.
Los Angeles, 26 de marzo de 2003