Breverías
1200
He podado tu rostro en mi memoria,
estéril rama en la hora moribunda,
y no sangró; dejó de ser fecunda,
desarraigada sin dolor, sin gloria
El fuego del olvido ciñe y riza
su acorchada madera; habrá mañana
un humo gris huyendo en filigrana,
y en el hogar un nido de ceniza.
1201
Ya no hay batallas que ganar; se lucha
por razones absurdas, de mentira,
desde arriba se ordena, se conspira,
se habla y se exige, pero no se escucha.
Y el soldado de a pie destruye y mata,
tal vez con fe en la causa, o a disgusto;
pero ajeno a lo justo y a lo injusto,
marioneta servil, todo lo acata.
Sonetos
1078 - Un posible
Mi deseo de ti ya está cumplido
antes de haberlo un día satisfecho,
innecesaria sombra de mi lecho,
inútil percepción bajo el vestido.
Si entre mis fauces reventó el bramido,
si aguardaron mis manos al acecho,
si en mi congoja aparecí deshecho,
fue absurdo empeño, vértigo extinguido.
Tu imagen ya no cuelga en mis paredes,
y a pasos gigantescos retrocedes
el sendero, hoy trivial, de la memoria.
No acallará tu voz mi primer beso,
ni habrá llanto al partir, ni habrá regreso.
Fuiste sólo un posible sin historia.
Los Angeles, 27 de abril de 2004
1079 - Piel que no se niega
Advierto su musgoso, infiel desnudo,
brindándose entre telas y temblores,
descienden por mis ingles los sudores,
y el sexo eleva enfático saludo.
Desplómese el percal, inepto escudo
a quien llama en silencio a sitiadores;
la plaza está rendida, y los tambores
baten el pecho con redoble mudo.
Vengo a ti por haber sido invitado
sin palabras, sin gestos, aliado
a tu resuelta voluntad de entrega.
Quien te gobierna se ha hecho tan ausente,
que no hay necesidad de combatiente
para invadir la piel que no se niega.
Los Angeles, 4 de mayo de 2004
1080 - Una lengua te invoca
Alamo expuesto a lluvia, niebla y viento,
enhiesta lanza aislada en la meseta,
sin más reclamo que el de la carreta
rodando el campo mudo y polvoriento.
El aire entre las ramas es lamento
de soledad glacial; sólo un profeta
gemirá igual, sonando la trompeta
hasta perder inspiración y aliento.
Alamo fui en ausencia de arboledas,
y al percibir el canto de tus ruedas
me agiganté en reverdecida fronda.
Ya no llueve, el sol brilla, el viento afloja,
y una lengua te invoca en cada hoja,
esperando que tu alma le responda.
Los Angeles, 4 de mayo de 2004
1081 - Último, primer día (I)
Lady, diez años, en parte ‘golden retriever’, y en parte
‘pastor escocés’, alcanzó su último y definitivo sueño.
Tu mirar, impregnado de tristeza
en los últimos días, tibia tea,
perdida ya la llama, martillea
sin cesar en mis ojos. Tu certeza
del final inminente se tropieza
dentro de mí con la tenaz idea
de que aún no has terminado tu odisea,
y a la vez mi temor de nuevo empieza.
Tú y yo sabemos que ha llegado el día
de interrumpir la mutua compañía
tejida entre los dos, año tras año.
Tan tendida a mis pies, tan desvalida,
goteando la fuga de la vida...
Te irás, te vas, te quedas, te acompaño.
Los Angeles, 6 de mayo de 2004
1082 - Último, primer día (II)
Una mano benévola ha venido
en solidaridad a abrir la puerta
que solamente permanece abierta
para quien, como tú, lo ha merecido.
En este paraíso instituído
entre nubes y estrellas, se despierta
afable algarabía, siempre alerta
a la eclosión de inédito ladrido.
Te han sentido venir, Lady del alma,
trotando por los aires. En la calma
de tu cuerpo, aún caliente, está mi mano,
temblorosa, insistiendo en la caricia.
Terminó hoy tu dolor, pero se inicia
otro dolor más íntimo y humano.
Los Angeles, 6 de mayo de 2004
1083 - Último, primer día (III)
Frisky y Logan, gatos de 16 y 15 años, respectivamente,
fieles amigos de Lady, extrañan ya su ausencia
Rondan mis gatos el salón perplejos,
brújulas ciegas, desmagnetizadas;
mudas preguntas tiñen sus miradas,
como el vaho que empaña los espejos.
Rivales entre sí, y amigos viejos,
ambos de Lady adictos camaradas,
ajenos al rumor de sus pisadas,
nunca ninguno de los tres muy lejos.
Hoy presienten el hueco de su ausencia;
tantos años de estable convivencia
cortados por el tajo de la muerte.
Oh, Lady, Lady, oirás cada maullido,
y sabrás que es saludo y es gemido
de estos dos que hoy acaban de perderte.
Los Angeles, 6 de mayo de 2004
Poemas
Váyanse las palabras
Puedo decirte cosas que nunca hayas oído,
en tono de murmullo, tibia, serenamente,
palabras que atraviesan los pliegues del vestido,
y a la carne se adhieren en rizo irreverente.
Conceptos que en el fondo del espíritu anidan
con la garra explosiva de una bomba de mano;
esas cosas que a veces se marginan u olvidan,
y otras veces irrumpen con fausto wagneriano.
Puedo hablarte de cosas que, aunque hayas practicado,
quizá te resbalaron, o tal vez te eludieron;
tanta costumbre nace que cierra con candado
las fibras más sensibles que nos enardecieron...
Se asoman a tus ojos espontáneas respuestas
a entrañables preguntas no habladas todavía;
y tiemblan en tus dedos caricias yuxtapuestas
que aún sin haber nacido, pregonan osadía.
Antes de hablar me entiendes, y en tu silencio clama
el eco de palabras que no se han pronunciado;
qué elocuencia callada flota sobre la cama;
váyanse las palabras, cíñete a mi costado.
Los Angeles, 5 de mayo de 2004