Breverías
1290
Ha sido un día demasiado largo,
vacío como el vaso del sediento;
un día, un mes, un año, de letargo,
indiferencia y desfallecimiento;
un año, dos, o tres, y sin embargo,
noto en la nuca el soplo de otro aliento.
He vuelto el rostro y eras tú llegando:
Tal vez me va tu paso despertando.
1291
No me atreví a decírselo; cantaban
en silencio las luces del ocaso;
los oscuros temblores del fracaso
en amargo sudor me desbordaban.
Pasó el tiempo, y un día se lo dije;
me sonrió en aceptación, y ahora
se me entrega, me absorbe y enamora,
y sólo el tiempo que perdí me aflije.
1292
Manos lejanas, invasora tropa
bajo la ducha que en vapor me arropa;
lejanas manos que se hicieron mías
en húmedas, secretas travesías;
manos en dionisíaca embajada,
seguid, seguid, que ya no hay retirada.
1293
Me he dormido; y el tiempo es un remanso
que ya no baja al mar; casi laguna.
Has venido a mi sueño, a mi descanso,
y estás cantando una canción de cuna.
1294
Pienso en el horizonte de tus horas,
larga línea lejana inabordable;
y cómo, retraída, le decoras
con guirnaldas de espera inevitable.
Pienso en ese horizonte, también mío,
y hay en mis ojos gotas de rocío.
Sonetos
1211 - Retrato de mujer (V)
Tu sonrisa es antigua; yo la veo
como jardín fugaz, irrepetible,
hoguera que, agotado el combustible,
se desmaya en mortal chisporroteo.
Me sugiere el vital revoloteo
de alondras en la tarde, la posible
evocación del beso irresistible
usurpado en discreto devaneo.
Cuantos han contemplado tu retrato
oscilan de evidencia de recato,
a embozo de sensual insensatez.
No revelas enigma ni motivo,
pero me dice su temblor furtivo
que no sonreirás así otra vez.
Los Angeles, 15 de enero de 2005
1212 - Anónima voz
Te enmascara la voz, y te revela,
mujer sin rostro en pasadizo oscuro,
alma sin cuerpo que apresar procuro,
brisa invisible que me roza y vuela.
¿Por qué tal hermetismo? ¿Qué recela
tu imagen en la sombra? Si aventuro
nuevo paso hacia ti, me obstruye el muro
que absurdamente alzara tu cautela.
¿Qué nutre las raíces de tus miedos?
Sólo llevo en las yemas de mis dedos
diez ojos y diez lenguas rastreadores.
Fascinado te escucho cada día,
y el deseo voraz de hacerte mía
se viste de cadencias y colores.
Los Angeles, 17 de enero de 2005
1213 - Acógete a mi abrazo
Acógete a mi abrazo, fondeadero
al amparo de rocas y tormentas;
mira tus velas, rotas y sangrientas,
alma de trovador, no de guerrero.
Reconstruye tus mástiles, velero;
llevas en ti las mismas herramientas,
las mismas ansias de zarpar, y alientas
fibra de roble, olor de limonero.
Tu destino es partir, y mi ventura
ser el reposo, que aunque no perdura,
se afianza perpetuo en la memoria.
Acógete a mi abrazo firme, estrecho,
como de amante que te ofrece un lecho
en toda su verdad, toda su gloria.
Los Angeles, 17 de enero de 2005
1214 - Arco iris
Un arco iris de placer y espera
conecta mi desnudo a tu desnudo;
si a tu distante litoral acudo,
tiempo y espacio frenan mi carrera.
Estas manos de pétalos y cera
limitadas se quedan al saludo,
siendo incapaces de tejer el nudo
soñado por el muslo y la cadera.
Aborrecida, absurda geografía
de aquí y allí, de alcance y lejanía,
que me lleva, te envía, nos separa.
Este arco iris, puente intransitable,
es implacable arcángel, cuyo sable
cierra el Edén que la ilusión forjara.
Los Angeles, 18 de enero de 2005
1215 - Temblores
Desenreda, mi amada, los temblores,
como al viento el pinar se desenreda;
si una caricia en cada rama queda,
en tu ramaje anidan mis amores.
Los temblores, mi amada, sin temores,
querer sin miedo, como quien se hospeda,
desarropada de algodón y seda,
entre el escalofrío y los ardores.
Avanza como el aire, abierto y puro,
cada pezón rosado erecto y duro,
en manos y ojos juvenil aplomo
con el temblor rojizo del deseo;
entre tus vibraciones te sondeo,
y sobre tu desmayo me desplomo.
Los Angeles, 19 de enero de 2005
1216 - Si ella no viene
Si ella no viene, se alzará la senda
en línea vertical, álamo adscrito
a un paisaje de vértigo, maldito,
sin nuevo atajo que hacia mí se extienda.
Si no viniera, que la luz se encienda
por otras rosaledas, que yo invito
sólo a las sombras, al jazmín marchito,
al desencanto y a su amarga ofrenda.
Si no lograra oir su leve paso
acercándose a mí, venga el ocaso
con su cortejo de horas en silencio.
Si no llegara grácil, verdadera,
no sé si ingenuo seguiré a la espera,
o si a perenne encierro me sentencio.
Los Angeles, 20 de enero de 2005
1217 - Ritos
Si las palabras despuntaran manos,
qué guirnaldas de tacto te daría;
si cadencias, qué augusta sinfonía
de pompa y efectismo wagnerianos.
Mis sueños dionisíacos, paganos,
liturgia son que invita a la osadía,
a la celebración en compañía
de sacrificios íntimos humanos.
Víctima puedo ser y sacerdote,
voz activa y pasiva, hasta que agote
el caudal de esta ofrenda prodigiosa.
Te quiero víctima y sacerdotisa,
vulnerable, y experta que improvisa,
y que al final sobre mi piel reposa.
Los Angeles, 20 de enero de 2005
Poemas
Amores de agua
Yo quiero amores de vino,
no me des amores de agua,
que el agua se va y no vuelve,
y el vino, al quedar, embriaga.
Quemado del sol, sediento,
no busco hontanar que calma,
prefiero el diablillo rojo
que en copa de cristal baila.
No la paz de los saciados,
mas la agitación del ansia.
El satisfecho es un muerto
que ni tiembla ni se inflama.
La vida está en el deseo
que se logra y no se apaga.
Déjame vivir, y vive
a besos y a dentelladas,
que soy el viento que juega
con los pliegues de tu falda,
y la sed que de ti tengo
no puede calmarla el agua.
Los Angeles, 20 de enero de 2005