Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Fusión vital

Índice

Sonetos:
Fusión vital Doma Bebe de mí Duerme Negándome por ti
Poemas:
Timidez Redondas lunas llenas Visita
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Breverías

1321
La curva de su espalda es suntuosa catarata de piel, que a su caída se bifurca en gemelas medias lunas. Y mi mano, piragua temblorosa, en descenso imprevisto, estremecida, no distingue torrentes de lagunas.

1322
Desnuda era más bella; la mirada cobraba un aire puro, de inocencia, como cielo sin nubes; qué elocuencia emergía en su rostro, aunque callada.

1323
No tengo orillas; dilatada zona, innumerable soy, amplio universo, con la armonía rítmica del verso en la simplicidad de la persona. Accesible por todas direcciones, pero difícil de lograr entero; soy mucho más amante que guerrero, y no sé resistir las invasiones.

1324
El silencio es el canto de aquellos que algún día susurraron ternura sobre hechizado oído; las palabras perdieron tal vez su melodía, pero siguieron vivas, dormidas, no en olvido. Tal vez ya no las oyen quienes las escucharon, mas en el aire vibra, callado, su mensaje; no volverán tampoco quienes las musitaron, pero tú y yo podremos descifrar su lenguaje.

1325
Hay pesos como saco de cemento a la espalda, pies hundidos en barro, sudor en las mejillas, y está el peso que sabe renunciar a la falda y estrechar las caderas abriendo las rodillas.

Sonetos

1248 - Fusión vital
Mi camino se orienta hacia la amante, pero estoy en la amiga todavía; su corazón de afecto se atavía, sin dejarme seguir hacia delante. Necesito de un alma trashumante y un carácter de abierta rebeldía para reorganizar la galería en que uno ha sido sólo visitante. Impulsaré la espalda de la amiga, una mano de audacia, otra de intriga, acortando distancias en la senda. Y no tendré dos seres incompletos, mas la fusión vital de dos sujetos en incendiaria, temblorosa ofrenda.
Los Angeles, 11 de marzo de 2005
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1249 - Doma
No sé si el cuerpo el corazón destroza, o el alma rige al cuerpo y le avasalla; mientras la piel en rebeldía estalla, en quietud el espíritu se emboza. Y cuando el alma su programa esboza, la carne, inerme, se resigna y calla; qué absurda insensatez esta batalla en que uno gime y otro se alboroza. Este actúa de impulso, aquél de frenos, tan armónicos ambos, tan ajenos, tan dependientes, tan independientes… Yo he logrado domar a esos leones, y hoy mis ideas y mis sensaciones, caminan de la mano, transigentes.
Los Angeles, 11 de marzo de 2005
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1250 - Bebe de mí
Ánfora soy de besos, nunca llena, pues sobre ti incesante se derrama; qué sed inextinguible se encarama al hueco de tu boca. Cada vena, bajo tu piel, lleva caudal de arena, tan seca, tan ardiente, que reclama nuevo desagüe, lúbrica amalgama de incendio y humedad, cepa y colmena. Bebe de mí, de esta presencia erguida, fresca abundancia en cántaro, y olvida aguas que no han brotado de mi entraña. Alza a tu labio el ánfora opulenta, y absorba tu alma, férvida y sedienta, este raudal de besos que no engaña.
Los Angeles, 13 de marzo de 2005
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1251 - Duerme
Agrietado mi sueño, se incorpora la razón a los brillos matinales, la noche ha sido un haz de festivales, y la mañana ya no se demora. Ah, los tiernos momentos de la aurora, despertando a tu lado…Hay madrigales de aves en el balcón, y en los cristales juega la luz, tan niña en esta hora. Te contemplo en el último letargo, bebiendo tu quietud; cuido y alargo este momento a punto de morir. Duerme, no te despiertes todavía, que tu sueño tal vez obligaría a la mañana a resignarse a huir.
Los Angeles, 13 de marzo de 2005
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1252 - Negándome por ti
He visto luces, sedas y temblores en la espesa quietud de tu mirada, y permanezco en esa encrucijada negándome a caminos ulteriores. Mis brazos ciñen los alrededores del alma que eres tú, ya franqueada por el alma que soy, deshabitada de ajenos rostros, sórdidos rumores. Me dormiría junto a ti; tan ciego, tan mudo y sordo, sin afán ni ruego, como si el mundo fueras tú sin mí. Vacío quedo de cuanto he vivido, dormida la intención y la libido, que se despertarán sólo por ti.
Los Angeles, 14 de marzo de 2005

Poemas

Timidez
Cuando la miro, danzan sobre su piel mis manos, sin que ella se aperciba de ese contacto oculto; se me llenan los ojos de sus primeros planos, fragmentadas imágenes en confuso tumulto. Y enmarañada queda mi mente soñadora tratando en la distancia de zanjar el enredo que ella inconscientemente a mi vida incorpora como si un dios me hubiera tocado con el dedo. Me saluda la lluvia con un beso en la frente como de alas menudas, y un toque de tristeza; en la fronda, la brisa se queja dulcemente, y una flor se despoja de toda su belleza. Sólo puedo mirarla, como quien mira al cielo sin que nubes o estrellas puedan aprisionarse; sólo mi alma la toca, y a ella sola va en vuelo esta avidez de tacto que no sabe expresarse. Ella es la torre enhiesta clavada en la ribera, y yo paso a su lado, melancólico río, que por ver su reflejo frenara la carrera; y el reflejo se queda, fluyendo yo vacío.
Los Angeles, 9 de marzo de 2005
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Redondas lunas llenas
Erizados y abiertos. He alargado la mano. No conseguí tocaros, estáis un mundo aparte, y estáis ante mis ojos, paisaje tan cercano que mis dedos viajeros podrían explorarte. Redondas lunas llenas poblando la pantalla, conspiradora ofrenda, sugiriendo rastreo, el albornoz caído, y al cuello una medalla hundida en la quebrada con leve balanceo. Amplios ojos que observan como dos ventanales desde la firme altura de su esbelta fachada, fabricantes de sueños hondamente sensuales que emergerán bravíos en áurea llamarada. Descansad en los nidos de sus manos, furtivas palomas zureantes, de suavidad de pluma; que un día he de teneros en las mías cautivas, en la alcoba y al fuego, en el agua y la espuma.
Los Angeles, 11 de marzo de 2005
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Visita
Abrí la puerta de las intenciones, desvaneciendo, al verla, toda duda, evaporándose estrategia y frenos; me recibió nadando entre almohadones, sin más atuendo que la piel desnuda, la cabellera albergue de los senos. Medias de redecilla, los zapatos de tacones de aguja, como dedos índices que apuntaran hacia el techo; ojos intensos, amplios como platos, provocadores, sin pudor ni miedos, en titilante invitación al lecho. Deseo, cópula, arrebato, paz… Fue largo el tiempo, fue también fugaz.
Los Angeles, 14 de marzo de 2005
Diseño: Carmen Álvarez
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