Como en sueños.
Breverías
1466
Llegas a mí como si fueras nueva;
nueva palabra, sí, nueva mirada,
nueva mano en mi mano, que me lleva
por nuevos pasos a una nueva almohada.
Pero eres la de ayer, siempre la misma,
la que soñé y mis brazos no alcanzaron,
misma mujer sensual, mismo carisma,
misma luz que los años no apagaron.
1467
Mis dedos mudos te hablan por escrito
con fe y temblor de tacto enamorado;
el alma intenta sofocar el grito
que no sabe expresar en el teclado;
sobre la mesa hay un clavel marchito,
de tanta soledad desesperado.
Ay de la triste, inacabable espera,
del lejano horizonte, compañera.
1468
A mi noche te aferras, y agonizo
por llegar en las sombras a tu encuentro;
percibo tu presencia, me deslizo
al fondo de mí mismo, y estás dentro.
1469
Antes fue el mar, arisco, galopante,
despedazándose contra la roca;
ahora es el mar también, pero galante,
que gentil en la playa desemboca;
antes era un amor beligerante,
que entre reproche y depresión sofoca;
hoy es la suave rendición, la arcilla
moldeable, la mano en la mejilla.
1470
No me concibo ya sin ti; hay horas
con tu nombre en sus números tatuado;
hay noches tibias, pálidas auroras
testigos de tu abrazo enamorado;
hay fragancias también evocadoras
del cuerpo abierto en flor a mi costado;
hay brisas, luz, colores y sonidos
que de tu desnudez vienen vestidos.
Sonetos
1435 - Palmera
La palmera, de tronco interminable,
es toda talle; sus lejanos brazos
pintan el cielo a pálidos brochazos,
pero no abraza, ni se ve culpable.
Nació para ser vista y miserable,
incapaz de estrechar, de erigir lazos,
de adjudicar caricias ni zarpazos,
en su altivez y encierro insoportable.
Respeto al olmo, enhiesto en la ribera,
al pino, al roble…, pero la palmera
es la arrogancia envuelta en apatía.
Si hombre hubiera nacido, el distintivo
fuera el desdén vulgar, provocativo,
si mujer, teatral coquetería.
Los Angeles, 24 de marzo de 2006
1436 - Confidencias
Me confesó el secreto y la delicia
de cada seducción, cada aventura,
al aire libre o en la noche oscura,
con un brillo en sus ojos de malicia.
Respondía su mano a mi caricia,
amalgamando extática dulzura
a cada refinada travesura,
viendo yo más notoria mi impericia.
Hablaba, hablaba de cada experiencia
con la sensualidad y la inocencia
de quien practica acciones naturales.
Y naturales eran. Prontamente
le sometí mi corazón, mi mente,
y todos mis instintos animales.
Los Angeles, 24 de marzo de 2006
1437 - Temo
Tengo miedo arribar a tus orillas
lastrando la sentencia del regreso,
curva la espalda bajo el doble peso
de tantos meses y de tantas millas.
Pero más temeré que tus mejillas
no sean gozo entre mis manos preso,
verme privado de tu piel, del beso,
del abrazo frontal de tus rodillas.
Temo llegar, besar, y el tiempo es ido;
temo ver las zancadas del gemido
pisándole a la dicha los talones.
Temo perderte apenas conseguida;
temo vagar de nuevo por la vida
contando días, meses, estaciones…
Los Angeles, 25 de marzo de 2006
1438 - Es triste la mañana
Es triste la mañana. Todo canta,
el río, el ruiseñor, la luz, la rosa,
pero tan amplia escena jubilosa
aprieta más el nudo en mi garganta.
Cuánto vacío en las entrañas, cuánta
sombra en la mente, muda y recelosa.
Si la mañana se perfila hermosa,
más el duelo del alma se agiganta.
El brillo del color en el entorno,
los rumores, la luz, son vano adorno
camuflador de dimensión distante.
Tanta alegría matinal externa
no acierta a penetrar en la caverna
donde gime la ausencia de la amante.
Los Angeles, 25 de marzo de 2006
1439 - Manos
Eran caballos al galope alzando
por ruta sideral polvo de estrellas;
eran vivaz enjambre de doncellas
en candorosa desnudez bailando;
era el mar verdiazul desenredando
olas de plata sobre viejas huellas;
era cita en olvido de querellas,
era tacto sensual, gentil, tan blando…
Era la superficie de tus manos
reverdeciendo acordes wagnerianos,
suaves nocturnos, tiernos madrigales.
Tus manos de arquitecto, de tallista,
moldeándome, manos de organista
trepidando mis íntimos cristales.
Los Angeles, 25 de marzo de 2006
1440 - Soñar
Mi sueño rueda, revoltosa esfera,
sin definida ruta, en anarquía,
favoreciendo tráfago en el día
a quietud en la noche prisionera.
El sueño en que se duerme es primavera
sin rosas y sin luz; es fantasía
desalada, bajel en lejanía,
casco de lona y velas de madera.
Quiero mis sueños en sagaz desvelo,
si piloto, al timón, si alondra, en vuelo,
quimérico tal vez, pero consciente.
Soñar, siempre soñar, soñar despierto,
horizonte a la vista, ancla en el puerto,
pies en la tierra, pero tú en la mente.
Los Angeles, 25 de marzo de 2006
1441 - Pisadas
He aprendido tus pasos. Ya camino
por tu ruta de nardos y azucenas;
alborozo de galas y verbenas
entrelaza el ambiente vespertino.
Al buscarte de frente, un torbellino
de temores y dudas en las venas
nubló mis ojos, y la mente apenas
logró esbozar tu espíritu genuino.
Pero seguí la estela de tus huellas,
y levanté sobre cada una de ellas
la imagen que al pasar las imprimió.
Se clavaron mis pies a tus pisadas,
absorbiéndote en puras llamaradas.
Yo me hice tú, y tú te has hecho yo.
Los Angeles, 25 de marzo de 2006
1442 - Sobre la húmeda tierra
Quiero una noche oscura ser testigo,
desde la soledad de la arboleda,
de esa espacial, radiante polvareda
de estrellas que otro contempló contigo.
Y ese momento de sereno amigo
invocará al amante a que proceda
por el reverso audaz de tu moneda,
que en cara y cruz me ofreces y consigo.
Sobre la húmeda tierra recostada,
observaré la bóveda estrellada
al fondo circular de tus retinas.
No cerrarás los ojos, que te miro.
Y al besarte en los labios, tu suspiro
pasará su temblor a las colinas.
Los Angeles, 25 de marzo de 2006