Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Memoria

Índice

Sonetos:
Memoria de la mano Cambio de nombre Desde aquí Asido al recuerdo Mano en la noche Como el árbol Bek
Poemas:
Un mundo
seperador

Breverías

1561
Mi mano ansiosa hacia el rosal acude, y cada pétalo a arrancar empieza; intenté confiscarles su belleza para añadirla a ti, pero no pude.

1562
¿Cómo definiría esta tristeza que abraza mi alma con pasión de amante? ¿Torreón de prohibida fortaleza? ¿Océano violento, espumeante? ¿Muro de fuego? ¿Desatado río que ha arrastrado los puentes en su avance? Cualquiera y todos, ámbito vacío entre ambos, impidiendo que te alcance.

1563
Recojo cada breve, cotidiana alegría que cruza por mi puerta, pues la grande que anhelo es tan incierta que tal vez nunca la veré cercana.

1564
Esta espera de ti lleva cuchillos punzando la corteza de mi entraña, fauces de jabalí, cuyos colmillos me la desgarran con violenta saña. Voy perdiendo la vida lentamente traspasado, mordido, vacilante. Si la espera se alarga, qué doliente me verás al llegar, qué agonizante.

1565
La belleza es efímero atributo, mas su recuerdo vive eternamente; si un día el corazón te exige luto, piensa qué espléndida aún te ve mi mente.

Sonetos

1562 - Memoria de la mano
No es por mis ojos como más te veo, miopes, sin alcance, en la distancia; es por la mano, que en exuberancia te rastrea, ignorante a parpadeo. En las yemas aún siento el aleteo de tus labios temblando, la fragancia de los senos volviéndome a la infancia, y el vértice gritándome deseo. Te ha aprendido esta mano de memoria; relieves, angosturas, trayectoria del sendero mil veces recorrido. Sólo una imagen para la retina, que más que asimilarte, te adivina; la mano es quien te vio, quien te ha absorbido.
Los Angeles, 5 de octubre de 2006
seperador
1563 - Cambio de nombre
Esta calle fue un día barandilla donde arqueaba el cuerpo para verte, donde me viste, y al probar mi suerte me capturó el rubor de tu mejilla. Aunque la misma luz pálida brilla cada noche en la esquina, no se advierte movimiento de gentes que despierte su carnaval de vino y tonadilla. Se llama de otro modo. ¿Será acaso temor o cobardía? ¿O el fracaso de nuestras propias vidas lo ha hecho suyo? Calle que nuestra fue, ya tan extraña, camuflando su nombre, ¿a quién engaña? ¿Y a quién defrauda mi disfraz y el tuyo?
Los Angeles, 5 de octubre de 2006
seperador
1564 - Desde aquí
Te quiero más por ser inasequible, si bien en el abrazo te quisiera; te quiero con amor que desespera, aunque siempre esperándote tangible. Estás, estoy, no estamos. Qué irascible se me revienta el alma en la ribera de tenerte sin ti, tan extranjera en tu horizonte azul, tan disponible. Hambre padezco desconcertadora que implacable la entraña me devora, dejándome más ávido de ti. Hambre que has provocado, y recrudeces cada vez que a ti misma te me ofreces, flor que se abre y no alcanza el colibrí.
Los Angeles, 6 de octubre de 2006
seperador
1565 - Asido al recuerdo
“Cómo a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor”. (Jorge Manrique)
Asido a mi recuerdo estoy, madero que me mantiene a flote en la agonía del naufragio que sufro cada día, yo, por tu mar, perdido marinero. Llamo a la muerte a veces, aunque quiero sobrevivir, volver a la bahía donde inicié esta absurda travesía; y si absurda, ¿por qué volver espero? Tan paradójicos que preferimos, a lo alcanzado ya, lo que perdimos, la nostalgia nublándonos la mente. Mas no, no quiero comenzar de nuevo lo que ya terminó, pero lo llevo como luz irradiando intermitente.
Los Angeles, 6 de octubre de 2006
seperador
1566 - Mano en la noche
Una mano en la noche abre el camino que ha cerrado el umbral de la mañana como si el brillo de la luz temprana anestesiara el tacto, añejo vino. La sombra es afanoso torbellino de dedos, culminando en filigrana diseñada en tu piel de porcelana, frágil y blanca, del crisol más fino. La noche olvida gala y vestimenta, y la mano se trueca en herramienta que labra con destreza de artesano. Ya sin guante de luz, blanda, atrevida, sobre tu horizontal estremecida, con precisión de experto cirujano.
Los Angeles, 7 de octubre de 2006
seperador
1567 - Como el árbol
Gentes, libros, iglesias, inconstancia de semblantes, carátulas, fachadas, y espaldas, ábsides, contraportadas, ya admisión, ya repudio en cada instancia. Pero el árbol no esgrime petulancia, siempre mira de frente, su enramada son brazos extendidos, es llegada, no hay despedida en él, ni discrepancia. El árbol, periférica acogida, no sabe de rechazos, no intimida, ni volverá la espalda, es el amigo que nos mira cordial, muy largamente, abriendo el paso a corazón y mente… tal como yo pretendo hacer contigo.
Los Angeles, 7 de octubre de 2006
seperador
1568 - Bek
Golden retriever, de tres años, adoptado el 30-09-2006. Dado el nombre del perro del científico ruso Iván Pavlov que investigó en él los reflejos condicionados.
De nuevo el mundo se ha vestido de oro, no el que todos conocen, sólo el mío; nueva cola se agita, yo sonrío, y por la cola inmóvil ya no lloro. Si bien a los pasados aún añoro, cada cual con su espacio en mí vacío, para este golden en el alma amplío el ámbito de aquello que atesoro. Perdido vino, sin saber de dónde, ni a qué nueva familia corresponde ofrecerle el cobijo que mendiga. Entre los dos idéntico dialecto, él voraz de caricias, yo de afecto, las recibe de mí, me lo prodiga.
Los Angeles, 8 de octubre de 2006

Poemas

Un mundo
Hay un mundo imposible que sólo yo he soñado, donde va el sentimiento del brazo de la idea, donde nadie lacera, ni ha sido vulnerado, nadie exige, ni acosa, ni culpa, ni alardea. Un Edén con manzanas redondas y amarillas, sobre las que no pende precepto intransigente, el bien y el mal son ríos que comparten orillas, la desnudez es gloria, y es muda la serpiente. Alguien nos ha creado, yo tu Adán, tú mi Eva, ambos al mismo tiempo, los dos del mismo lodo, cada uno con un alma tan transparente y nueva como la luz que extiende sus alas sobre todo. Tal vez otras parejas vagan en la espesura pensando que es su propio, radiante paraíso, y en eso está el portento, que cada criatura es feliz, sin pedirles a los demás permiso. Aun siendo también de otros, ese mundo es el mío, como si tú y yo solos, y nadie más, hubiera; un mundo que amanece cubierto de rocío con robustez de roble, con suavidad de cera, con la suave frescura de lo recién nacido, y el aplomo de firme, poderosa muralla aislándonos de todos, de palabra y de ruido, porque sin enemigo no puede haber batalla. Y en la paz de ese mundo vivimos, nos amamos, sin tropezar con nadie, sin inventar razones, una mujer y un hombre, no hay más, y los dos vamos forjando en realidades nuestras propias visiones.
Los Angeles, 4 de octubre de 2006
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.