Breverías
1581
Es corta la memoria, y es larga, y selectiva,
y cada cual recuerda lo que evocar prefiere;
y se escribe la historia como cada uno quiere,
con absurda ignorancia, o intención subversiva.
El imbécil repite las cosas que no entiende,
que ha bebido otro imbécil en fuentes de rencor;
no importa si es mentira, o es verdad, o es error,
sólo importa la idea que cada cual defiende.
1582
Hay niños de seis años que nunca han sido nada,
y quieren de repente ser rey o ser león;
y hay pies que hacerse quieren cabeza acreditada,
y gente, pobre gente, que se piensa nación.
1583
Estás hecha del aire, del agua, del sonido,
todos colaboraron en tu naturaleza;
yo te respiro y bebo y escucho, y me he dormido
en el sereno abrazo donde tu vida empieza.
1584
Me conociste un día sin conocerme apenas,
y aprendiste mi nombre muchos años más tarde;
tantas cosas tuvimos, personales y ajenas,
que no identificamos, uno y otro cobarde.
Cuando al fin el relámpago reventó en osadía,
vimos quebrarse el negro hierro de los grilletes,
y liberados ambos, nuestra ofrenda tardía
fue una infancia madura de ritos y juguetes.
1585
La luz no es el silencio que parece;
al hacerse la luz, se engendró el ruido;
el caos era sombra, enmudecido,
al encenderse, el orden ensordece.
A oscuras, sin palabras, sin rumores,
en la calma infinita, programada,
que precede a la nueva llamarada,
cíñete a mí, perfil de mis amores.
Sonetos
1586 - Fantasma
Me dijo que me amaba todavía.
¿Quién ama desde el centro de la muerte?
¿Es la guadaña ardid que nos convierte
en amantes de nuevo? ¡Qué ironía!
El tiempo viene y huye. Nace el día,
para morir más tarde, y si revierte
mañana en nueva luz, no es que despierte
lo que ayer se durmió; nunca podría.
Se suicidó a la orilla de mi vida,
y la enterré. Tal vez arrepentida,
solicitó en la sombra redención.
Y ahora es fantasma que en la noche clama
por el amor de este hombre, y por la cama
que alberga en desnudez otra pasión.
Los Angeles, 10 de noviembre de 2006
1587 - Memoria
He despojado de sus trapos viejos
a esta decrépita, mordaz doncella
que a diario me asedia, me atropella,
con las imágenes de sus espejos.
Cuanto pasó por mí, de cerca o lejos,
dejó en el fondo del cristal su huella,
que palidece a veces, o destella,
pero que nunca pierde sus reflejos.
Estoy cansado ya de esa piara
de semblantes remotos que acapara
mi atención cuando quieren y no quiero.
Preciso un blanqueado, un truncamiento
de cuanto almacené. Que el pensamiento
descanse en ti, no en el estercolero.
Los Angeles, 11 de noviembre de 2006
1588 - Vuelo
Resuelto hilvanaré plumas y cera,
Dédalo en fuga de mi laberinto;
se me ha quedado estrecho este recinto,
y por volar el alma desespera.
Qué ancho mar entre mi isla y tu ribera,
tu paisaje del mío, qué distinto,
allí el clavel, la orquídea y el jacinto,
aquí el ladrillo, el yeso y la madera.
Las cosas ordinarias, repulsivas,
parecen carecer de alternativas,
y se aceptan, se sufren, nos invaden.
Dos alas hoy a fabricar empiezo
que me arranquen del tedio, del bostezo,
y a tu radiante orilla me trasladen.
Los Angeles, 11 de noviembre de 2006
1589 - Tocado
Como una rama me rozó la frente,
como una gota humedeció mi cara,
brilló en mis ojos como luna clara,
hirió mi oído como voz urgente.
Hoy he sido tocado. De repente,
todo a mi alrededor es algazara,
invierno en primavera se declara,
la sombra es luz, la oposición consiente.
No sé qué mano cálida, invisible,
¿ángel?, ¿ninfa?, se me ha hecho disponible
por los cinco senderos del sentido,
por las rutas del alma más discretas.
En mi muralla se han abierto grietas,
y soy, a través de ellas, invadido.
Los Angeles, 11 de noviembre de 2006
1590 - Poseidón
Inmóvil, en silencio iluminado,
y a la vez en acción, audaz guerrero
que une a serenidad de atracadero
furia de mar sobre el acantilado.
Horizonte rebelde y escarpado,
o quizás antagónico velero
centrado está en su diana, ante el acero
del tridente que Hefestos le ha forjado.
No es el dios que en su carro de tritones
surca los mares, ni el que en los rincones
de su palacio de corales goza
de las nereidas a que ofrece abrigo.
Este es el dios que tiene un enemigo,
y con su propia fuerza lo destroza.
Los Angeles, 12 de noviembre de 2006
1591 - King George
No tiene la grandeza del tirano,
aun sabiendo de ruina y anarquía,
tiene su tozudez, su miopía,
se le adula gigante, y es enano.
Marioneta grotesca, cada mano
que maneja sus hilos se diría
que es la eminencia gris, la que le guía
en cada requisito cotidiano.
Pero es más gris la mano que eminencia,
urdidora de ardid, de intransigencia,
tan sólo diestra en manejar el hilo
del que pende el Rey Títere bailando;
y sigue el infeliz remodelando
el idioma de Shakespeare a su estilo.
Los Angeles, 12 de noviembre de 2006
Poemas
Cementerio
En este cementerio no hay tristeza,
ni soledad tampoco, ni alegría,
ni los muertos están, ya sólo barro,
ni se acercan los vivos de visita.
Sólo hay serenidad imperturbable,
como una niebla fina
flotando sobre lápidas y estatuas,
que tantas cosas en silencio gritan.
Las fechas no hablan ya, ¿qué han de decirnos?,
nació, murió, los años y los días
ni definen al muerto cuando muerto,
ni perfilan su imagen cuando en vida.
Los nombres guardan un recuerdo en piedra
que casi siempre se perdió en la brisa.
Sobre la tierra, el mármol o el granito,
la división de clases, jerarquías,
más para beneficio de los vivos,
los muertos ya igualados en cenizas,
incapaces de ver la diferencia
entre rosas lozanas y marchitas.
Trepa la hiedra por los muros pardos
de la vieja capilla,
reliquia del pasado,
que se ha quedado en el ayer dormida.
La hiedra, vivo abrazo donde todo
lo que una vez vivió, ya está sin vida.
Siempre el ciprés, adusto centinela,
mas sin saber por qué o a quién vigila.
El cementerio es hoy ese sosiego
que sigue al abandono, a la partida,
cuando el dolor ya se ha desvanecido
y se vuelve de nuevo a la rutina
Los Angeles, 9 de noviembre de 2006