Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Pasos

Índice

Sonetos:
Fe, duda Ya no Dos realidades Hacia atrás Amigo ausente Toda la noche Canta y llora conmigo
Poemas:
Tu paso
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Breverías

1636
¿Qué buscas en la playa? ¿Qué percibe tu mano al tantear agua y arena? La luz explota, el mar su impulso frena, y cada cosa a ti se circunscribe. ¿Te encuentras a ti misma en ese espejo, con el cielo a tu espalda y tan profundo? ¿O ves quizá un amante, o todo un mundo, a punto de abrazarte en el reflejo?

1637
Me acoge el sueño en silencioso túmulo donde baraja sombras, siluetas, todo un confuso, libertino cúmulo de extrañas formas, hembras incompletas, sin rostros, ofreciéndose desnudas. Y acepto, sin saber de dónde vienen, elocuentes en obras, aunque mudas, y sólo al despertarme se detienen.

1638
Frío concepto del cerebro frío, pieza inerte, que fría maquinaria forjara, marginal o necesaria, pero sin pulso, cántaro vacío. Que las ideas ardan, que se aloquen, instauren ritos lúbricos, paganos, que se cubran de piel, doten de manos, y al mar de los sentidos desemboquen.

1639
Me hablabas con palabras de granito, imperativas, no penetradoras; no accedías a mí; qué turbadoras y extrañas cuando más las necesito.

1640
Era el bello capricho que no existe, la estrella que nos guiña y no se alcanza, era algo dulce, y a la vez tan triste como un amor ausente y su añoranza.

Sonetos

1645 - Fe, duda
La fe es baluarte que se tambalea al batir de los años, y al abuso del axioma que un día nos impuso vida, maestro o jefe de asamblea. La duda, niebla espesa, me rodea como opresivo batallón intruso, y el mundo se perfila gris, difuso, sequedad de abstraciones que me asquea. El hombre sabe porque el hombre duda, e ignorará si contumaz se escuda en la palabra de otro, y no la indaga. E indagando hallará tantas verdades que aumentarán sus inseguridades, fanal que alumbra y a la vez se apaga.
Los Angeles, 3 de marzo de 2007
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1646 - Ya no
Vienes desde un ayer que ya no vive, cadáver tú también, rosa marchita, que ni vuelve a nacer ni resucita por mucho que otra mano la cultive. Todo tiene pináculo y declive, y aun en ciudad o en llano se transita; nada es perenne, estamos de visita con sólo un punto, el hoy, que nos motive. Tú eres de ayer, y ayer tuvo su gloria, pero las cosas, y hasta la memoria, tienen su fecha de caducidad. Agua pasada ya en el río, viento que no agita los olmos, instrumento de mudo acorde o gris sonoridad.
Los Angeles, 4 de marzo de 2007
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1647 - Dos realidades
“Hay tantas realidades como puntos de vista”. (Ortega) “El horizonte está en los ojos, y no en la realidad”. (Ganivet)
Me haces preguntas que la luz ignora, la luz, que casi todo lo salpica; ¿de qué forma la mente simplifica lo que a su acervo apenas incorpora? El ojo mira el mundo, y no valora sino aquello que ve, lo modifica a su modo, y lo archiva; luego aplica su visión, o quimera, a cada hora. Inmerso me hallo en ambas realidades, la que se asienta en mis intimidades, traducida y filtrada, y la exterior, que cada uno interpreta a su manera. Tú, como todo lo que se halla fuera, más eres percepción que eres valor.
Los Angeles, 4 de marzo de 2007
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1648 - Hacia atrás
Si mis recuerdos han retrocedido, ¿será porque procuran explorarte, o quizá porque intentan olvidarte de nuevo, por no haberlo conseguido? Recordar es vivir lo ya vivido otro tiempo entre dos, estando aparte; es vivencia que ya no se comparte, porque uno solo la ha restablecido. Sí, mis recuerdos han cobrado vida cabalgando hacia atrás, mas no en huída, sino hacia mis visiones anteriores. Soy río descontento que se niega a correr hacia el mar, y se repliega al manantial que le acunó en rumores.
Los Angeles, 5 de marzo de 2007
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1649 - Amigo ausente
Marcelo, amigo, súbitamente fallecido el 4 de marzo, en Madrid.
Te fuiste en placidez y de repente, como si tú lo hubieras elegido; no te absorbió la muerte, te has dormido, y no madrugarás, amigo ausente. Tampoco envejeciste; en tu vertiente la avalancha del tiempo no vivido se detuvo en su avance, sin más ruido que las hojas de otoño en la corriente. No llegaste al invierno que temías, demoledor de formas y energías, tú, galán de perfiles y deseos. En tu sueño perenne ahora sonríes… Sin haber sido mártir, cien huríes añadirán su gloria a tus trofeos.
Los Angeles, 6 de marzo de 2007
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1650 - Toda la noche
Te escuché respirar la noche entera, seda la piel inmóvil y dormida; la sombra sobre el lecho entretejida arropó nuestra calma. Si debiera subrayar un momento, una manera, de tantas horas junto a mí tendida, sería al punto de la amanecida, filtrándose la luz por la vidriera. Cuerpos de medianoche, raudos, tensos, flotaron sosegados, indefensos, en la rueda del tiempo, hora tras hora. Fue la noche perdiendo su careta, y empecé a recobrar tu silueta con los primeros rayos de la aurora.
Los Angeles, 6 de marzo de 2007
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1651 - Canta y llora conmigo
Para cantar, reir y llorar vivo, piel de piano, cuerda de guitarra, poco de hormiga, mucho de cigarra, y en la mira el efecto, no el motivo. Júzgueseme el impulso creativo por la túnica que urde o que desgarra; el plan no avala joya ni chatarra, sólo el producto es logro decisivo. Yo canto y río y lloro; y en mi verso desnudo la amplitud de mi universo para que tú con él te identifiques. Si iguales, en las mismas circunstancias, ¿de qué nos sirve establecer distancias, cavar trincheras, elevar tabiques?
Los Angeles, 9 de marzo de 2007

Poemas

Tu paso
Todo lo que hacia ti extiende la mano, como esos niños de mirada triste en aldeas anónimas, todo es pobreza apenas perceptible, que los ojos no ven, por ser penuria que al fondo del espítitu reside. Son las almas hambrientas, incapaces de dar, de desvestirse, por carecer de todo, que suplican una limosna de algo, ya tangible, como caricia leve, o más inmateriales, más sutiles. Han visto en ti esplendores y abundancia, porque eres como el mar o los jardines, acopiando belleza y abierta a cada espíritu sensible. Vas por la vida en plenitud de gracia, como la luz, el tulipán, o el cisne, con la elegancia narcotizadora de un grupo de violines. Quienes te ven pasar, privilegiada, intentan adherirse a los airosos pliegues de tu manto, con la fe y la esperanza del humilde, como si al hecho solo de tocarte algo de ti pudieras transmitirles. ¿Qué esencia, vibración, polvo de estrellas, se percibe a tu paso que los tigres lamen la mano, mansos, y zurean los buitres? Tal entraste en mi vida, con pie gentil, renovador y firme, transformando las cosas sencillas en sublimes, y haciendo las complejas y enigmáticas tan cándidas, tan simples.
Los Angeles, 7 de marzo de 2007
Diseño: Carmen Álvarez
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